Una niña en una aldea filipina dijo que había hablado con Jesús y todo el mundo empezó a alborotar con esto. Entonces la noticia se extendió y finalmente llegó a oídos del obispo que se preocupó un poco y decidió asignar un monseñor a investigar el caso.
La niña fue llevada al obispado para una serie de entrevistas teológicas y psicológicas. Al final de la entrevista el monseñor dijo: “No sé qué pensar de esto, no sé si es real o no, pero hay una prueba de ácido. La próxima vez que hables con Jesús quiero que le preguntes qué le dije en la última confesión”. La niña dijo que lo haría.
A la semana siguiente el monseñor le preguntó “¿Has hablado con Jesús la semana pasada?”. La niña contestó: “Sí, padre, lo hice”. “¿Te acordaste de preguntarle lo que te dije?”. La niña le contestó “Sí, padre: Jesús me dijo que a Él ya se le había olvidado”.
- Scott Peck, MD, Caminando por el camino menos transitado