Monseñor José Guerra Campos
Separata del «Boletín oficial del Obispado de Cuenca»
Núm. 5, mayo 1986
Es constante, hasta la muerte, el reconocimiento del fervor cristiano y de la ejemplaridad en la vida privada, de los que informaba secretamente a Roma, desde el principio, el Cardenal Gomá (5). Poco a poco se conocerán prácticas muy significativas, por ser reservadas: misa diaria, gran piedad eucarística, retiros espirituales (6). En una Europa secularizada a Franco se le veía como gobernante católico por excelencia. Identificado con la fe del pueblo, muy diferente de los hombres públicos del «despotismo ilustrado», que halagan al pueblo despreciando su fe (7). Sigue leyendo