Publicado por manuelmartinezcano | Filed under Artículos - Contracorriente
Beato Francisco
20 Miércoles Jun 2018
20 Miércoles Jun 2018
20 Miércoles Jun 2018
Posted P. Manuel Martínez Cano
inPadre Manuel Martínez Cano mCR.
La esencia de la santidad está en amar a Dios sobre todas cosas y al prójimo por amor de Dios. “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mc 12, 30); “Sed santos como Yo soy santo” (Lev 19, 10); “La voluntad de Dios es vuestra santificación” (1ª Tes 4, 3).
“He leído que el más santo es el que más ama, el que más ve a Dios en todas las cosas y satisface con más esmero los deseos de su mirada. Tal debe ser nuestro programa de vida”. (Santa Isabel de la Santísima Trinidad). Siempre a mayor gloria a Dios.
“La santidad no está en la práctica de tal o cual acto de virtud. Consiste en una disposición del corazón que nos hace humildes y pequeños en brazos de Dios, conscientes de nuestra debilidad y confiados hasta la audacia en su Bondad de Padre” (Santa Teresita del Niño Jesús).
Ser santo es amar a Dios, pero “Amar a Dios con el sudor de la frente y el cansancio de los brazos” (San Vicente de Paúl). Porque quien ama de verdad “No se contenta con amar sólo sino junto amor obras”.
“Quienes de veras aman a Dios, todo lo bueno lo aman, todo lo bueno quieren, todo lo bueno favorecen, todo lo bueno loan, con los buenos se juntan siempre y los favorecen y defienden; no aman sino verdades y cosas dignas de amor” (Santa Teresa de Jesús). Amemos a Dios, “No de palabra y con la lengua sino con obras y en verdad” (1ª Jn 3, 18). “El que recibe mis preceptos y los guarda, ese es el que me ama” (Nuestro Señor Jesucristo).
Ser santo es amar al prójimo por amor de Dios. “Un amor dulce y delicado al prójimo es el más bello regalo que nos puede hacer Dios en la tierra” (San Luis Guanella).
“Aprendamos de una vez a amarnos en este mundo, como luego nos hemos de amar en el Cielo… ¡oh, cuándo llegará el día en que estemos todos penetrados de dulzura y caridad con el prójimo!… Amemos a nuestros hermanos con todo el ensanche de nuestros corazones” (San Francisco de Sales).
“Queridos hermanos: este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros. No seamos como Caín, que procedía del maligno y asesinó a su hermano… nosotros hemos pasado de la muerte a la vida: lo sabemos porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida. Y sabéis que ningún homicida lleva en sí la vida eterna. En esto hemos conocido el amor: en que Él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos. Pero si uno tiene de qué vivir y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios?” (1ª Jn 3, 11-17).
El Beato Pablo VI decía: “Nos encontramos frente a un terrible dilema: o ser santos totalmente, sin rebajas, para conseguir nuestra plena dimensión… o reducirnos a ser marionetas ridículas, seres frustrados y dejádnoslo decir, abortivos… Debería desaparecer el cristiano que descuida los deberes de su elevación a Hijo de Dios y Hermano de Cristo, de miembro de la Iglesia. La mediocridad, la infidelidad, la inconstancia, la incoherencia, la hipocresía, deberían desaparecer de la figura del creyente moderno”.
“Ser amados de Dios, estar unidos a Dios, vivir en la presencia de Dios: ¡oh!, qué bella vida y qué bella muerte” (San Juan Mª Vianney).
¡No tengáis miedo a ser santos!
20 Miércoles Jun 2018
Posted Hemos leído
inPablo
Tras su conversión, que agradece a la mediación extraordinaria de la Santísima Virgen María, Zachary -quien reside actualmente en Kansas (USA)- ha continuado denunciado el aborto como un “sacrificio satánico” y exhortando a que los creyentes afronten la que considera “inevitable batalla espiritual” con los principados y potestades del infierno, citando a san Pablo en el capítulo 6 de su carta a los Efesios. (Portaluz)
De la Anunciación se desprende una de las verdades más sublimes del mundo: la vocación de la mujer para los supremos valores religiosos. María vino al mundo para restablecer la primitiva misión de la mujer, la de ser la portadora de Dios a la humanidad. Toda madre que da a luz a una nueva criaturita, lo hace porque Dios infunde el alma a cada concebido, y de este modo la nueva madre es una cooperadora de la Divinidad, es decir, participa de lo que sólo Dios puede dar. Así como cada sacerdote hace bajar al Salvador crucificado al altar en el momento de la consagración, de igual manera cada madre hace descender a la tierra en el nacimiento, según el orden de la creación, al espíritu salido de las manos de Dios. Por eso dice León Bloy: “una mujer, cuanto más mujer, más santa es”. (Vble. Fulton J. Sheen)
Hoy en día estas órdenes religiosas tienen más jubilados que miembros activos. Es lo que pasa cuando el sarmiento se separa de la Vid Verdadera, que es Cristo: que el sarmiento se seca y no sirve ya más que para echarlo al fuego. Estos colegios modernistas -un día católicos- no molestan al mundo porque son del mundo. Son colegios intranscendentes en todos los sentidos de la palabra: intranscendentes por irrelevantes o insignificantes; e intranscendentes porque, en la mejor línea de la modernidad nietzscheana, han “enterrado” a Dios. (Pedro L. Llera – INFOCATÓLICA)
“El obispo es el auténtico doctor y maestro de la fe para los creyentes a él confiados”. “Ninguna Conferencia Episcopal tiene, en cuanto tal, una misión de enseñanza; sus documentos no tienen un valor específico, sino el valor del consenso que les es atribuido por cada obispo” (Ratzinger, Informe sobre la Fe). (Obispo Dom Fernando Arêas Rifan)
Con este “nuevo” planteamiento del lugar y posición de la Iglesia respecto al mundo, a la sociedad y, por supuesto y en primer lugar, a los hombres, “cambió” también la relación del sacerdote con los demás hombres, con la sociedad y con el mundo. El sacerdote, “elegido por Dios en el mundo, pero separado de él”, “debía” de entrada no significarse en nada respecto a los demás: “debía ser uno más”; y actuar también como uno más. De ahí y como primera provisión, el abandono de la sotana -los religiosos de sus hábitos-, al grito -justificación confesa de pequeñísimo recorrido intelectual, espiritual y eclesial- de que “el hábito no hace al monje”; y no lo hace, ciertamente; pero, “si te lo quitas, te deshace”, como se ha demostrado desgraciada y ampliamente. (José Luis Aberasturi)
Dije antes que los dubia, siendo considerados necesarios, requieren necesariamente una respuesta. Pero no es tan simple como esto. Considerados sustancialmente y no meramente procesalmente, los dubia son de hecho necesarios; el quinto, al menos, no se puede no responder. O mejor, la única posible respuesta sería retirar la sección que desagrada de la Amoris Laetitia y corregir o clarificar los supuestos, que aparecen en otras partes, que apoyan esa sección. (Douglas Farrow)
Entre Esposo y Esposa hay una intimidad total, forman “una sola carne” (Mt 19, 5; Ef. 5, 31). Los Esposos están siempre unidos en una colaboración constante, pues “Cristo, esposo humilde y fiel, no quiere hacer nada sin su Esposa” (Isaac de la Estrella: Vat. II, SC 7b). Por último, a la Esposa le corresponde estar femeninamente velada, y orientar las miradas del mundo hacia Cristo, el Señor, no hacia sí misma. Como dijo el Sínodo de 1985, “la Iglesia se hace más creíble si, hablando menos de sí misma, predica más y más a Cristo crucificado (1ª Cor 2, 2)” (II, A, 2). (José María Iraburu)
20 Miércoles Jun 2018
Posted Miguicas
inPadre Martínez m.C.R.
* Si el hombre es un animal más de la selva democratista, no es libre, ni católico. La libertad es un don de Dios al hombre.
* El búnquer más siniestro, impenetrable y misterioso que ha existido, y existe, es el democratismo. Rajoy ha dimitido. Y punto.
* Hasta que el mundo no sacie su sed de fe, esperanza y caridad, millones de hombres, mujeres y niños seguirán viviendo en la miseria.
* Miles de pueblos y ciudades, esperan y necesitan sacerdotes, misioneros y misioneras, que les prediquen el Evangelio de Cristo. ¡Ánimo!
* Siempre tenemos presente la traición de Judas a Jesús; se nos olvida fácilmente que Pedro negó a Jesús. Arrepentirse y pedir perdón siempre.