El Santo Rosario
19 miércoles Sep 2018
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inPablo
El P. Neubert subraya que «quien todo lo ha entregado a Jesús no tiene más intereses que los de Jesús». Por consiguiente, debe excluir celos, susceptibilidades y rencores; regocijarse, por el contrario, del bien que a otros o por otros se hace, aceptar como Jesús verse ignorado o despreciado, perdonar de corazón y rezar por quienes le han causado algún daño o humillado. Quien se ha entregado a Jesús detesta llamar la atención sobre sí. Un orgullo intelectual inconfesado, «perfectamente compatible con las grandes penitencias y las largas oraciones», hacen imposible la unión mística con María. De ahí que el don de su presencia no sea fácil de alcanzar (P. Ramón Olmos mCR. – AVE MARÍA)
“De la superioridad de la virginidad sobre el matrimonio en modo alguno se sigue que sea imprescindible para alcanzar la perfección cristiana” (Sacra virg. 20). Sabemos bien que todos los cristianos están llamados por Dios a la santidad (Mt 5, 48; LG 39-42), y que el matrimonio cristiano tiene en sí mismo el espíritu de la virginidad evangélica. Debemos, pues, guardamos de contraponer virginidad y matrimonio, pues ambos estados de vida se complementan profundamente (Sacerdotalis coelibatus 50, 57, 96-97). Hay que guardarse, sin embargo, de un celibato orgulloso, pues Dios a veces da la virginidad a los que más le aman, pero otras veces la da, como camino más fácil y seguro, a cristianos flacos en el amor, para que no se le pierdan. Y es siempre Dios el que concede sus dones y el que lleva la iniciativa en los cristianos. A otros les dará el matrimonio, camino más difícil, porque los ha hecho fuertes en el amor, y sabe que con su gracia podrán santificarse en él. (José María Iraburu)
La naturaleza caída ya tiene una mala inclinación. No echemos la culpa al diablo de todas las tentaciones personales. Yo les digo siempre a los niños y niñas cuando les explico el catecismo: todos tenemos un ángel custodio, esto es cierto. Es doctrina cierta en teología, casi diríamos de fe. No es seguro como de fe, pero sí que tenemos un ángel custodio todos y cada uno. Pero no tenemos un demonio custodio. Ya nos bastamos a nosotros mismos. Y les digo: el de al lado ya es un demonio para tí, y tú lo eres para él. Estás en clase y tú le haces hablar y él te hace hablar a tí. Y como esto otras cosas. El diablo ya lo tenemos nosotros mismos… (P. Francisco de Paula Solá S.J.)
La verdadera oración tiende por naturaleza al silencio o lo contiene como elemento natural. La recepción callada, interiorizada de lo que Dios nos dice, se rodea de silencio. Silencio para escuchar la voz sin voz del misterio. Sólo en el silencio llegamos ante Dios que se revela en la imagen de una brisa ligera (1ª Rom 19, 13), en una voz de silencio diminuto. «En medio del silencio, cuando todas las cosas callaban profundamente y la noche se hallaba a la mitad de su curso, bajó, Señor, de tu trono real la palabra omnipotente» (Sb 18, 14-15). Cuando las cosas están sumergidas en el «mayor silencio, óyense las palabras de la Sabiduría» (Si 9, 17). «Dios enseña al alma su sabiduría secreta o escondida sin ruido de palabras, como en silencio y en quietud, sin saber ella cómo» (San Juan de la Cruz). (TRINIDAD Y LIBERACIÓN)
Bartolomé de las Casas la menciona como “la sancta reyna doña Ysabel”. Y el que fue su confesor, el Cardenal Cisneros, dejó escrito: “Desaparece una Reina que no ha de tener semejante en la tierra, por la grandeza de alma, pureza de corazón, piedad cristiana, justicia a todos por igual”. La bondad caritativa de su corazón de madre se muestra, por ejemplo, en cómo recoge, cuida y educa a los hijos ilegítimos de Juana, la mujer de Enrique IV; a los ilegítimos de su propio marido Fernando; o incluso a los sacrílegos del Cardenal Mendoza. La ternura que hacia éstos, concretamente, sentía llega a provocar la crítica de su confesor fray Hernando de Talavera: “da la impresión de que usted está legitimando el fruto del pecado”. Pero ella le responde que lo importante es que estas almas no se pierdan. Es penoso que su causa de beatificación avance tan lentamente. ¿Cuál será la causa principal? (José María Iraburu)
La obediencia perfecta ha de ser sobrenatural en la intención, universal en la extensión e integral en la ejecución. Santa Teresa dice a Jesús: «De un alma que está determinada a amaros, y dejada en vuestras manos, no queréis otra cosa sino que obedezca y se informe bien de lo que es más servicio vuestro y eso desee». San Juan de la Cruz escribe: «Jamás, fuera de lo que por orden está obligado, te muevas a cosa, por buena que parezca y llena de caridad… sin orden de la obediencia». (Julián Jarabo Ruiz – AVE MARÍA)
Una pregunta que me formulo a menudo concierne a los límites geográficos de la Vendée… -La gente confunde los límites geográficos de la Vendée como departamento (región) y la Vendée militar. Por lo que concierne a las guerras de la Vendée, sólo hay que fijarse en los límites de la Vendée militar, es decir, 770 comunas, 10.000 km2, vasto cuadrilátero comprendido entre Pornic, Angers, Parthenay y Les Sables d’Olonne. (Dr. Reynald Secher – AVE MARÍA)
19 miércoles Sep 2018
Posted Miguicas
inPadre Martínez m.C.R.
* Eduquemos para el heroísmo. El hedonismo es una trampa diabólica.
* La ideología de género es un dogmatismo nihilista, irracional, diabólico.
* Tentaciones tenemos todos, hasta los santos. ¡Jesús en Ti confío! Y adelante, con santa alegría.
* La fe católica no es ciega. Tenemos razones para creer. La fe democrática ni ve ni entiende.
* La «conciencia», en los modernistas, es un pretexto, una tapadera, que cubre todas sus aberraciones.
* San Ignacio de Loyola lo hacía todo «A mayor gloria de Dios» y Santa Bernarditta decía: «No busquemos más que la gloria de Dios».