Francisco Elías de Tejada

Virgen de la Merced - santos y santas mercedariosPorque lo más admirable fue que el Imperio español que Cataluña, arma al brazo, construyó en el Mediterráneo no consistió en dominios de vasallaje, ni en factorías de explotación económica al uso de las que solía implantar el ya agonizante leopardo británico, usos que perpetúan los americanos mintiendo libertad en Sudamérica y los rusos mintiendo igualdad en los Balcanes. El imperio a la española de Cataluña fue un imperio asentado en dos pilares que anglosajones y eslavos desconocen: la fe y la libertad.

Pues si hay algo cierto es que el Principado es la tierra donde nació la libertad política. Habrá, triste es decirlo, descastados decimonónicos viles en el servil empeño de confundir las fórmulas de la Cataluña tradicional libérrima con los engendros liberaloides de marchamo británico o con los federalismos ahistóricos de un nacionalismo ramplón y europeizante. Harto dirá con mucho más saber que yo sobre este punto mi admirado y admirable Francisco Canals en la cuarta de las ponencias previstas para las presentes Jornadas Culturales. Yo me limitaré ahora a poner de relieve ante vosotros cómo la tradición catalana es tradición de libertades, cómo la característica primera de las instituciones del Principado es haber ayuntado felizmente aquellas dos notas de fe cristiana y libertad política en un Imperio a la española.

Abrid los Usatges y encontraréis en el Camini et strate la libertad de movimientos con desdén de las tablas feudales entonces practicadas, en el Omne quippe naves la libertad de comerciar, en el Quoniam per iniquum la seguridad personal sin limitaciones, en el De Magnatibus la garantía contra los abusos feudales, en el Cives autem la defensa de los ciudadanos contra las demasías baronales. Ved el abad Oliva, biznieto de Wifredo el Velloso, sentar desde el cenobio de Ripoll en la primera mitad del siglo XI la necesidad de que los príncipes nada decidan sin maduro consejo previo. Leed los frutos de contención al poder de mando que es lo que saca de la lectura isidoriana el primer jurista catalán, Homobono de Barcelona en su Liber judicum popularis. Recordad el freno que supone la doctrina del derecho natural tal como está declarada por San Ramón de Peñafort, magno teorizador de los requisitos de la guerra justa. Ved cómo en el siglo XIV Jaume de Monjuich supera los esquemas feudalistas, cifrando en el Conde de Barcelona el sostén de las libertades populares, “prínceps” de orlas digestales que en su mano viene a dar en el medio de terminar con las demasías de los magnates. Mirad cómo el gran Conqueridor por excelencia, Jaime I, ata a los reyes en el párrafo 187 del Llibre de Saviesa ordenando que “la primera cosa que es cové a tot Reí és el guardar tots los manaments de sa llig, e que mostre al poble que ell té fermament sa llig”.

(VERBO)