Publicado por manuelmartinezcano | Filed under Artículos - Contracorriente
La Sierva de Dios Montserrat Grases
18 jueves Jul 2019
18 jueves Jul 2019
18 jueves Jul 2019
Posted Para pensar
inPablo
Hay espacio para la meditación sobre Europa con una sugestiva radiografía del alma cultural de las grandes naciones europeas: Alemania, Inglaterra, Francia. “Si el cristianismo liberó a la persona de su cosificación, mediante la postulación inderogable de tratar y ser tratado conforme a su naturaleza y no a la Naturaleza, es decir conforme a lo que exige aquél desenlace escatológico, que es el destino más grande y trágico del hombre redimido, el empeño occidental del nihilismo y sus veneros intelectuales trabajan para la catástrofe del segundo budismo anunciado por Nietzsche”. De este modo la vuelta de los Budas anuncia la gran amenaza para Occidente, desgarrado por la crisis de las ideas, los nacionalismos periféricos y la ausencia de una personalidad suficiente para debatir con los gigantes ruso y norteamericano. Y esta amenaza sería la sustitución progresiva de la identidad cristiana por otras identidades, de las cuales esos Budas del título son su inquietante metáfora. (Fernando Alonso Barahona – RAZÓN ESPAÑOLA)
Regístrense las colecciones de los autores eclesiásticos. Véase cómo trataron los Apóstoles a los primeros heresiarcas, y cómo siguieron tratándolos los Santos Padres, cómo los han seguido tratando los modernos controversistas y la misma Iglesia en su lenguaje oficial. No hay, pues, falta de caridad en llamar a lo malo, malo; a los autores, fautores y seguidores de lo malo, malvados; y al conjunto de todos sus actos, palabras y escritos, iniquidad, maldad, perversidad. (Sardá y Salvany – El liberalismo es pecado)
Ofrece también otra ventaja inmensa que no puede existir con los sistemas parlamentarios modernos. ¿Sabéis cuál es esa ventaja que reporta? La de no poder violar la verdadera voluntad del país: es decir, que los que sean elegidos no prometerán una cosa durante el periodo electoral, y después ejecutarán lo contrario cuando tengan la investidura de diputado. Sucederá otra cosa y de suma importancia: que no podrán existir en las Cortes mayorías oficiales, mayorías que voten según la voluntad del Gabinete, sino mayorías populares que voten según la voluntad de sus representados. (Juan Vázquez de Mella – El Verbo de la Tradición)
El Doctor Angélico observa que en ciertos casos la experiencia tiene un alto valor de prueba, especialmente si es de larga duración, caso en que tiene un valor infalible. Subraya la importancia de recurrir a la sabiduría acumulada por las generaciones pasadas, poniendo énfasis en la brevedad de la vida del ser como individuo. Esto nos permite ver el valor de la tradición, que nos habilita a pensar porque nos proporciona un marco de referencia válido y universal. La historia nos permite profundizar nuestro conocimiento de la naturaleza humana. Ese conocimiento manejado por un buen historiador o por una persona que conozca bien el desarrollo de los hechos en el pasado, puede permitir entrever las consecuencias futuras de ciertas tendencias o acciones contemporáneas. O sea que en cierta medida la historia puede tener un valor profético. (Mons. Ignacio Barreiro Carámbula – Verbo)
Los significados de crisis son suficientemente variados como para que podamos hablar de una cierta equivocidad, que se torna en ambigüedad. Álvaro D’Ors, a este respecto, ha sostenido que la característica principal de los tiempos de crisis reside precisamente en la presencia de “signos contradictorios”, de los que unos tiran en un sentido mientras otros lo hacen en el opuesto. (Miguel Ayuso – VERBO)
En la pastoral de la Iglesia hay todo un abanico de medios de apostolado. Desde la catequesis, las asociaciones juveniles, los Ejercicios Espirituales, las misiones populares, la predicación sagrada. Si se aventa estos medios, inmediatamente repercute en las familias y en todos los ambientes. (Mn. José Ricart Torrens – CATECISMO SOCIAL)
En campo liberal fue el Mercado libre como regulador natural de un ornen nuevo (también por encima de fronteras y naciones). En los últimos compases de la Primera Guerra Mundial, mientras Inglaterra y Francia aún soñaban con repartirse el mundo según los viejos criterios del imperialismo nacional -se cumplieron en mayo pasado cien años del acuerdo Sykes-Picot que dibujó las fronteras de Oriente Próximo después de la Gran Guerra-, Washington y Moscú miraban más lejos. (José Javier Esparza – RAZÓN ESPAÑOLA)
18 jueves Jul 2019
Posted P. Manuel Martínez Cano
inPadre Manuel Martínez Cano, mCR.
Pasión es el movimiento del apetito sensitivo que se suscita ante el bien o el mal sensible que produce cierta conmoción, más o menos intensa, en la persona (amor, odio, gozo, tristeza, ira, etc.), que influye en el acto humano.
Las pasiones son en sí mismas indiferentes, pero se convierten en buenas o malas según el acto al que incitan. A las pasiones que incitan hacia lo pecaminoso se les llama pasiones desordenadas.
El cristiano debe gobernar sus pasiones por la razón y la fe, y regirlas por su voluntad, con la ayuda de Dios.
Para luchar eficazmente contra las pasiones desordenadas es necesario rechazarlas inmediatamente, haciendo actos contrarios para centrar la atención en otra cosa. Un medio eficaz es acudir a las jaculatorias, que son oraciones cortas: ¡oh buen Jesús, hazme manso y humilde como Tú!; ¡oh buen Jesús, hazme paciente como Tú!
Los actos realizados impulsados por las pasiones son perfectamente voluntarios y libres y, por consiguiente, plenamente responsables.
Únicamente cuando la pasión sea tan grande y repentina que impida toda deliberación, o llegara a privar totalmente del uso de razón, sería involuntaria e irresponsable.
Los hábitos son las costumbres contraídas por la repetición de actos. Estos hábitos pueden ser buenos (virtudes) o malos (vicios).
Los hábitos, voluntariamente adquiridos y no rechazados, aumentan la voluntariedad del acto humano y su responsabilidad, aunque disminuye su libertad.
Los actos procedentes de hábitos voluntarios, rechazados por la voluntad, no tienen responsabilidad alguna, cuando se realizan inconscientemente debido a la costumbre inveterada; pero conservan su responsabilidad si la persona se da cuenta del acto que realiza: la persona que adquirió el hábito de blasfemar y lo retractó, mediante un serio arrepentimiento y el empleo oportuno de los medios para no recaer, no peca cuando se le escapa, sin darse cuenta, una blasfemia.
La violencia es la fuerza física o moral ejercida sobre una persona para obligarla a hacer una cosa contra su voluntad. (Violencia física es una paliza; violencia moral, los halagos o promesas que puedan hacerte).
La violencia física absoluta se da cuando la persona violentada ha puesto toda la resistencia posible, sin poder vencerla.
La violencia relativa cuando la persona violentada no resiste cuanto puede y debe.
La violencia física absoluta quita toda responsabilidad y culpabilidad a la persona violentada.
La violencia física relativa disminuye la responsabilidad, pero no excusa de pecado a la persona que sufre esta violencia.
La violencia moral nunca quita la responsabilidad, pues bajo su influjo la persona permanece en todo momento dueño de su libertad, aunque pueda disminuirla un tanto.
Un acto moral es el acto humano realizado con perfecta advertencia de que lo que se hace es bueno o malo.
La norma objetiva de moralidad de los actos humanos (para saber si son buenos o malos) es la ley de Dios. Por tanto, los actos humanos sólo serán buenos moralmente cuando se ajusten a la ley de Dios y serán malos cuando contradicen la ley de Dios.
La norma subjetiva de moralidad de los actos humanos es la conciencia rectamente formada, porque advierte a las personas lo que es bueno o malo.
Para emitir un juicio acertado sobre la bondad o maldad de un acto humano, es preciso considerar tres elementos: el objeto, las circunstancias y el fin que se propone la persona que realiza el acto.
Para que un acto sea moralmente bueno, tiene que serlo íntegramente, es decir, que ha de ser bueno a la vez por su objeto, por su fin y por sus circunstancias, «bonum, ex integra causa; malum, ex quocumque defectu».
Dar limosna es un acto bueno. Dar limosna con el fin de corromper a una persona es un acto malo.
Robar es un pecado; robar en una iglesia es un sacrilegio.
El acto moral bueno es digno de alabanza y premio.
Al acto meritorio sobrenatural, realizado bajo el influjo de la gracia divina, corresponde un premio sobrenatural, propio de la vida sobrenatural y eterna del hombre.