
En 1863, el Superior de la Compañía de Jesús en Shanghái, China, había comprado una tierra cerca de la montaña de Sheshan, en Shanghái. Se construyó una capilla en el sitio que más tarde se dedicó a la Virgen María Auxiliadora.
Durante la Rebelión Taiping (1850-1864), el entonces superior de los jesuitas, el padre Gu Zhen Sheng subió a la Montaña de Sheshan e invocó a la Virgen, prometiéndole: “Si la diócesis se salva de la amenaza de ataque de los rebeldes, construiremos una basílica para agradecer la protección especial de Nuestra Señora”. La Virgen Madre escuchó sus oraciones, la diócesis no sufrió ningún daño y el padre Gu, fiel a su promesa, explicó a los fieles todos los detalles de la situación, pidiendo donativos para la construcción de la basílica en honor de Nuestra Señora. Y así, en la fiesta de María Auxiliadora de 1871, el Obispo de Shanghái puso la primera piedra en presencia de más de 6.000 fieles. Y el 15 de abril de 1873, consagró e inauguró la gran basílica sobre la cima de la montaña.
Se colocó una estatua de bronce de la Virgen María de casi 6 metros de altura en la parte superior de la torre principal de la Basílica. Ésta es la imagen popularmente conocida de Nuestra Señora de Sheshan. Como si sostuviera al Niño Jesús de China, con los brazos abiertos, en actitud de bendición, semeja la idea de una gran Cruz sobre toda China. Debajo de su pie, Ella aplasta la cabeza del dragón.
En 1874, el Papa Pío IX otorgó indulgencias a los fieles que culminaran su peregrinación a la Basílica.
En 1942, el Papa Pío XII elevó a la iglesia al estado de una basílica menor.
Durante la “Revolución Cultural” (1966-1976) de la China Comunista, la Basílica fue seriamente dañada, y fue confiscada, para ser devuelta a la Iglesia solo en 1981. La reverenciada imagen de Nuestra Señora de Sheshan también fue dañada, y solo fue reemplazada durante el año 2000.
El Obispo de Shanghái, Ignatius Gōng Pǐnméi fue arrestado y encarcelado durante 30 años. Había sido nombrado Cardenal por San Juan Pablo II en 1979, aunque no fue anunciado públicamente.
ORACIÓN
«Oh Señor, conforta a China y aquellos perseguidos por Cristo en ese gran país. Concédeles gozo en comunión con la Iglesia Universal. Bendícelos para que la semilla que ellos plantan durante sus años de sufrimiento, paciencia y amor sea ricamente cosechada». Se misericordioso, Oh Señor, con aquellos hermanos y hermanas que optan por separarse de ti; Que regresen al único rebaño y al Único Pastor.
Ignacio Cardenal Kung, obispo de Shanghái, Julio 1991