Un pequeño pueblo de tradición católico bizantina en la montaña del norte de Eslovaquia, recibió la visita de la Santísima Virgen bajo la advocación de la Inmaculada Pureza.

Los escogidos fueron tres niños: Ivetka Korcáková de 11 años, Katka Ceselkovâ de 12, y Mitko Ceselka de 9 años respectivamente. Mientras estaban jugando en el monte Zvir, a tres Km de su pueblo, comenzaron a oír unos ruidos procedentes del bosque de alrededor. Llevados por el miedo fueron a refugiarse a un pajar de madera, propiedad del padre de Ivetka, pero también allí seguían escuchando los ruidos que se hacían cada vez más fuertes. Era como si alguien estuviese tirando maderas desde la cima del monte. Llenos de miedo, los niños comenzaron a rezar. A Ivetka se le ocurrió una oración improvisada: “María, Madre nuestra, escóndenos bajo tu manto”. Lo repitieron tres veces y un profundo arrepentimiento por sus pecados y tibieza religiosa, invadió sus almas.

En ese preciso momento la habitación se inundó de luz. Al principio los niños pensaban que era la luz del sol, pero de repente, en medio de esta luz, apareció la Virgen María. Se sentó en un banco enfrente de los niños y les miró. Ninguno se atrevía a decir en voz alta nada de lo que estaban viendo, hasta que Katka se atrevió a preguntar: “Ivetka, ¿no ves algo en el banco?”. Ivetka le respondió: “Veo a la Virgen María”. “Yo también”, continuó Katka.
Se describieron mutuamente lo que veían y todo coincidía. La Virgen parecía estar en un profundo recogimiento, llevaba un vestido blanco, un manto azul, un velo azul transparente, una corona en la cabeza y un rosario entre las manos. Los niños le prometieron ir durante la semana todos los días a la iglesia. Sorprendidos por la aparición y sin saber cómo reaccionar, salieron del pajar y volvieron al pueblo. La Virgen les acompañó todo el camino. Al llegar a la cruz, en la entrada del pueblo, se arrodilló y se santiguó. Ya dentro del pueblo fue desapareciendo poco a poco de su vista. Este día nadie creyó a los niños y el párroco les prohibió hablar de ello. Pero esa misma noche, la madre de Katka soñó con la Virgen Santísima que le decía: “No dudes de nada, solo cree”.

Y empezaron una serie de apariciones que duraron cinco años.

Enseguida se extendió el rumor de tal acontecimiento y comenzó a peregrinar a aquel lugar una inmensa multitud de personas. Veían que las chicas quedaban en éxtasis, sin prestar atención a su alrededor ni, aunque les tocasen o hiciesen gestos. Seguían su “visión” con una sonrisa suave.

Al principio se les aparecía varias veces al mes, sobre todo los domingos y días de fiesta. Y a partir del 3 de marzo de 1991 se les aparecerá solo los domingos y los primeros viernes de mes. Además, la Virgen bendijo un pozo a 100 metros del lugar y recomendó beber de esa fuente.

Tan solo un año después de la primera aparición, más de un millón de personas habían peregrinado ya al escarpado lugar. Una cifra enorme en un país de 6 millones de habitantes.

La jerarquía católica de rito bizantino empezó ese verano a investigar oficialmente los hechos y asistir pastoralmente a las personas que llegaban a Litmanova. Un miembro de la Comisión investigadora desde 1991 fue el Padre Marian Potas, provincial de la Orden Monástica de Basilio el Grande. En 1993, el Padre Potas explicó: “La Comisión de nuestro obispo registra todo tipo de hallazgos. Tenemos el caso de una señora que estaba impedida desde hacía 14 años, con medio cuerpo paralizado y que no podía caminar. Unas mujeres la trajeron a la montaña, bebió del arroyo, oró y bajó caminando por su propio pie. Un chico tenía leucemia y hoy es soldado. El doctor del ejército confirmó que estaba sano”. “No creo que esas chicas sean un fraude. Muchos se han convertido en Litmanova. Significa que la Virgen escogió esta montaña y eso es un hecho”.

La Iglesia ha hecho varias investigaciones y nunca ha encontrado nada que vaya en contra de la moral o doctrina cristiana. El 7 de septiembre de 2008, el arzobispo de Presov, Mons. Ján Babjak, declaró como lugar de peregrinación la capilla dedicada a la Inmaculada Concepción, construida en el monte Zvir.