«En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar». Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía.
Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.
Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: «Señor,
¿Quién es?».
Le contestó Jesús: «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado». Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: «Lo que vas hacer, hazlo pronto».

Padre Cano, m.C.R.

* El malvado dice con insolencia: “No hay Dios que me pida cuentas” (Salmo 10, 4).

* “En medio de los tormentos de la Pasión, Jesús solo se quejó de la sed; pero sed de almas, que de devoraba: ¡Son muchas las almas que se condenan!” (J. M. Fernández Piera).

* “Buscando mis amores, /iré por esos montes y riberas; /ni cogeré las flores/ ni temeré las fieras/ y pasaré los fuertes y fronteras” (San Juan de la Cruz).

* “Creo y deseo no haber tenido otros enemigos que aquellos que lo fueron de España, a la que amo hasta el último momento y a la que prometí ser fiel hasta el último aliento de mi vida, que ya sé próximo” (Francisco Franco Bahamonde).

* Porque una es la persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo, pero el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo tienen una sola divinidad, gloria igual y coeterna majestad.

* Así, Dios es el Padre, Dios es el Hijo, Dios es el Espíritu Santo; y, sin embargo, no son tres dioses, sino un solo Señor, porque, así como por la cristiana verdad somos compelidos a confesar como Dios y Señor a cada persona en particular, así la religión católica nos prohíbe decir tres dioses y señores.

* El Padre, por nadie fue hecho, ni creado ni engendrado. El Hijo fue por sólo el Padre, no hecho ni creado, sino engendrado. El Espíritu Santo, del Padre y del Hijo; no fue hecho ni creado, sino que procede.