
Padre Cano, m.C.R.
* “Someteos a Dios y enfrentaros con el diablo, que huirá de vosotros” (Santiago 4, 7).
* Ningún santo nació santo. Con la gracia de Dios y su esfuerzo y sacrificio alcanzó cumplir la voluntad de Dios.
* Estoy en el confesionario de la Iglesia del Santísimo Sacramento. Entre una niña y, desde el fondo del templo, lanza con la mano un beso a Jesús. Su hermano me dice que tiene dos años.
* “Aquella España que ni a unos ni a otros nos gustaba, nos empujó a la Revolución. Esta vino a romper con aquellos años tristes de decadencia para cambiar la suerte de nuestra Patria. Nuestra guerra, en los dos bandos, fue una lucha por nuestra liberación” (Francisco Franco Bahamonde).
* Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dijo a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.
* “Desde la hora sexta la oscuridad cayó sobre toda la tierra hasta la hora nona. Y alrededor de la hora nona clamó Jesús con fuerte voz: “¡Elí, Elí! ¿lemá sabactaní”, esto es, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
* Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: “Tengo sed”. Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: “Todo está cumplido”.