Vigilia y tenacidad colectivas

Un defecto de nuestro carácter es el de realizar grandes esfuerzos para dejarnos caer más tarde en la laxitud y en la confianza. En el tiempo que corremos no cabe el descanso. No es época en que se puedan desmovilizar los espíritus después de la batalla, ya que el enemigo no descansa y gasta suma ingentes para minar y destruir nuestros objetivos. Se hace necesaria la tensión de un Movimiento político que, levantado sobre los principios proclamados que nos son comunes, mantenga el fuego sagrado de su defensa.

(2-1V-1959: Inauguración del Valle de los Caídos.)