Padre Martínez m.C.R.

El racismo cromosómico (destrucción de embriones débiles, asesinato de niños) es la más horrible de las formas de racismo. Hitler fue un monstruo de la naturaleza. La democracia es sanguinaria y satánica.

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Los poderosos del Sanedrín democratista de este mundo, han condenado a la Iglesia de Cristo al suplicio y martirio. Si no se arrepienten, serán atormentados eternamente en el infierno.

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Los líos enredan el entendimiento. Las ambigüedades paralizan la voluntad. La confusión destruye la convivencia social y la eclesial.

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La ideología democratista apenas tiene ideas. Es un conjunto de sentimientos. Los democratistas los imponen con argumentos arbitrarios. Así pretenden justificar sus vicios y el vacío de sus almas.

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El 96 % de los niños con síndrome de Down son asesinados en las entrañas de sus madres. El 25 % de los niños concebidos in vitro nacen con mal formaciones frente a los concebidos de forma natural. Es la ley de los salvajes.

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Lo veo así. El democratismo está corrompiendo a los niños en sus colegios; a los adolescentes, en sus institutos, a los jóvenes en sus universidades. A todos, hombre y mujeres, por los medios de comunicación social. ¿Tú cómo lo ves?

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Me preguntan si se puede desear que mueran los abortistas, los que matan y consienten el asesinato de niños en las entrañas de sus madres. Si se puede. Con la condición que, al mismo tiempo, deseemos que, antes, se arrepientan de sus pecados y confiesen.