Rvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.
Meridiano Católico Nº 193, marzo de 1995
En una lancha motora se embarca a los peregrinos para cruzar el mar de Galilea. El embarcadero está junto al lugar sagrado de la multiplicación de panes y los peces. La nave se adentra en el lago. A la media hora de navegación, equidistante de ambas orillas de oriente y poniente, se paran los motores. Uno de los peregrinos lee los fragmentos evangélicos evocadores de los hechos y palabras del Señor en aquellas aguas. El azul es intensísimo, profundo. Una brisa afilada del norte, obliga a los peregrinos a resguardarse. Se puede entonces buscar la soledad de la proa que cabecea rítmicamente. El sol en la altura. Es medio día. Sigue leyendo