A su protección nos encomendamos.
Oración
Dios Padre nuestro, que nos habéis dado en el mártir Ramón, de Bellvís, y en sus compañeros de martirio, un modelo de fidelidad a la causa de Jesús, de amor al Corazón de María y a la Iglesia , de lealtad a sus hermanos y de perdón a sus enemigos. Concédenos, Señor, imitar su ejemplo y ser testimonio de vuestro Reino. Por Cristo Señor nuestro. Amén.
Nació en Bellvís, provincia de Lérida y obispado de Seo de Urgel el día 12 de febrero de 1914. Tenía 22 años cuando sufrió el martirio el 15 de agosto de 1936. Era estudiante de teología en el seminario claretiano de Barbastro. El 20 de junio de 1936 fue apresado y encarcelado con toda la Comunidad, con los superiores, profesores, hermanos coadjutores y los compañeros de estudio. Las tres semanas que precedieron al fusilamiento fueron una preparación fervorosa para su ofrenda martirial.
Ramón ingresó en el seminario menor de Cervera a los 9 años. En los 13 años que dedicó a su formación encontró providencialmente directores espirituales i maestros que le infundieron altos ideales para el estudio y el apostolado, conforme al espíritu de san Antonio Mª Claret. Conseguía las mejores calificaciones y completaba las asignaturas eclesiásticas con el estudio de idiomas modernos como el francés y el inglés.
Y como preparación al sacerdocio, estudió las lenguas hebrea y griega, que empleaba para la recitación del breviario, que rezaba todos los días, aun antes de que le obligasen las órdenes sagradas. También era poeta y componía versos en latín, castellano y catalán.
El libro que lleva en las manos en la estampa recuerda sus aficiones literarias y litúrgicas.
El 10 de agosto, cuatro días antes del martirio, Ramón escribió esta carta de despedida, que fue su testamento y la expresión de los nobles sentimientos que animaban su espíritu en aquellos días trágicos.
Ramon escribe a su familia
Con la más grande alegria del alma escribo a ustedes, pues el Señor sabe que no miento: no me cansaría y (lo digo ante el cielo y la tierra), les comunico con unas líneas que escribo que el Señor se digna poner en mis manos la palma del martirio; y en ellas envío un ruego por todo testamento que al recibir estas líneas canten al Señor por el don tan grande y señalado como el martirio que el Señor se digna concederme.
Llevamos en la cárcel desde el día 20 de julio. Estamos toda la comunidad: 60 individuos justos; hace ocho días fusilaron ya al Rdo. P. Superior y a otros Padres. Felices ellos y los que les seguiremos; Yo no cambiaría la cárcel por el don de hacer milagros, ni el martirio por el apostolado, que era la ilusión de mi vida.
Voy a ser fusilado por ser religioso y miembro del clero, o sea, por seguir las doctrinas de la Iglesia católica Romana. Gracias sean dadas al Padre por Nuestro Señor Jesucristo, Hijo suyo, que con el mismo Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Ramón Illa,
Misionero del Corazón de María,

