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Divino prisionero

“Jesús, Divino prisionero del amor, cuando considero Tu amor y como Te has anonadado por mí, mis sentidos desfallecen. Encubres Tu Majestad inconcebible y Te humillas rebajándote a mí, un ser miserable. Oh Rey de la Gloria, aunque ocultas Tu hermosura, el ojo de mi alma desgarra el velo. Veo a los coros de ángeles que Te honran incesantemente y a todas las potencias celestiales que Te alaban sin cesar y que Te dicen continuamente: Santo, Santo, Santo.” Santa Faustina Kowalska, Diario de Santa Faustina Kowalska, nº 80.

Fiel a Cristo

América Latina, fiel a Cristo, ¡aumenta y realiza tu esperanza! He aquí algunas metas para este momento tuyo: – esperanza de una Iglesia que, firmemente unida a sus Obispos -con sus sacerdotes, religiosos y religiosas al frente-, se concentra intensamente en su misión evangelizadora y que lleva a los fieles a la savia vital de la Palabra de Cristo y a las fuentes de gracia de los Sacramentos; – esperanza de ulterior crecimiento de vocaciones sacerdotales y religiosas, para llevar a cabo la nueva evangelización de los pueblos latinoamericanos, a partir del rico patrimonio de verdades sobre Cristo, sobre la Iglesia y sobre el hombre, que proclamó Puebla; – esperanza de una Iglesia fuertemente empeñada en una sistemática catequesis, que complete en los fieles la evangelización recibida; – esperanza de los jóvenes, que plenamente acogidos y alimentados en su espíritu, dé a la Iglesia, en un Continente de jóvenes, horizontes de vigor nuevo en su fidelidad a Dios y al hombre por Él;”. San Juan Pablo II, Ante el V centenario de la evangelización de América, pp. 39-40.

Autonomía del hombre

“Con palabras de Manuel Bustos, esa revolución «no es solo una respuesta radical y violenta a los abusos del viejo orden imperante como se ha creído tradicionalmente, sino expresión de la confianza en la autonomía del hombre para poder hacerse a sí mismo y configurar la realidad a su guisa (el orden social y político, la religión y la moral) mediante la razón. Por extensión, el intento final de la Revolución no es otro sino producir el definitivo estado perfecto de la Humanidad ». Fue una contrarrevolución de pretensiones universalistas, igual que el cristianismo del que procede. Tocqueville y otros contemporáneos observaron con cierta sorpresa su profundo sentido religioso; entre ellos el historiador Edgdar Quinet, quien lamentaba que no hubiese implantado el protestantismo en Francia.” Dalmacio Negro Pavón, Revista Razón Española, nº 192, julio-agosto 2015, p. 17.

La misión de enseñanza

“Los maestros por derecho natural y por derecho divino, son los padres y la Iglesia; los primeros, por prescripción de la naturaleza; la segunda, por concesión de su Divino Fundador, cuando le dijo: Docete omnes gentes. ¡Estos son, pues, los dos únicos que tienen la misión de enseñar! Aquí, en este centro, profesamos la doctrina de que la escuela debe ser una prolongación de la familia, y al Universidad continuación de la escuela; y que al Estado no le queda otra misión que fomentarla, cuando la sociedad no puede, por sus propios medios, desenvolverla.” Juan Vázquez de Mella, El Verbo de la Tradición, p. 53.

Monarquía ficticia

“Esos dos caracteres, mando personal y origen divino, hacen a la monarquía incompatible con el régimen parlamentario liberal nacido de la doctrina de la soberanía popular: «La monarquía lleva en sí misma la oposición con el liberalismo, que, por fuerza de la lógica, combate todos los poderes que no reconozcan su origen en la soberanía individual y no sean revocables por la voluntad colectiva. De donde se deduce que toda monarquía que se asocia con el liberalismo o acepta su origen en la Constitución, se suicida, porque a sí misma se condena a muerte irremisible solicitando fuerzas de sus adversarios y fundamento en principios que le son contradictorios. La monarquía queda reducida a mera ficción y simbolismo, por añadidura inútil y costoso, si deja de ser tradicional, es decir, si no se apoya en la tradición y en la unidad de creencias en que ésta se levanta». Vale.” Miguel de Ayuso, Revista Verbo, nº 535-536, mayo-junio-julio 2015, pp. 404-405.

Las ideologías son mentiras

“La ideología actúa, por tanto, por el establecimiento de una postura previa a cualquier otra consideración que responde a un juicio de valor en el que no se consideran los factores circunstanciales. Estas notas son impuestas por los detentadores de las ideologías cuya voluntad es la de aupar sus deseos a la categoría de prescripciones sociales. Para algunos autores este esquema responde a una dinámica falsaria. Fernández de la Mora pese a declaraciones contrarias a considerar la ideología desde la perspectiva de la mentira acaba por darle gran validez en cuanto que la caracterización patética de la ideología, opuesta al racionalismo de la ciencia, acaba por llevar a esta consideración. Si las ideologías son una construcción teórica que no hace sino ocultar una serie de intereses de tipo emotivo, resulta que ese barniz racional no es sino una forma de mentira.” Carlos Goñi Apesteguía, Revista Razón Española, nº 193, septiembre-octubre 2015, p. 199.

El mayor pecado

“Un ejemplo lo aclarará. Se ocasiona una herida al árbol cortándole cualquiera de sus ramas; se le ocasiona herida mayor cuando es más importante la rama que se le destruye; se le ocasiona herida máxima o radical si se le corta por su tronco o raíz. San Agustín, citado por Santo Tomás, hablando del pecado contra la fe, dice con fórmula incontestable: Hoc est peccatum quo tenentur cuneta peccata: «Pecado es éste en que se contienen todos los pecados». Y el mismo Ángel de las Escuelas discurre sobre este punto, como siempre, con su acostumbrada claridad. «Tanto, dice, es más grave un pecado, cuanto por él se separa más el hombre de Dios. Por el pecado contra la fe se separa lo más que puede de Él, pues se priva de su verdadero conocimiento; por donde, concluye el santo Doctor, el pecado contra la fe es el mayor que se conoce».” Félix Sarda y Salvany, El Liberalismo es pecado, p. 12.