ACTITUD ESPAÑOLA ANTE LA CRISIS ECONÓMICA MUNDIAL
La nueva situación económica, que ha afectado profundamente al mundo occidental, ha puesto de manifiesto el talón de Aquiles de muchos países de alto nivel de desarrollo, y la escasa solidaridad internacional, a la hora de buscar soluciones a los problemas comunes.
La crisis económica acelerada por la crisis energética, es la más grave que el mundo ha sufrido en los tiempos modernos. Seguramente será larga y profunda. Nunca ha estado el mundo más amenazado por el peligro de la inseguridad política. Frente a todo ello acrecienta su valor la política económica desarrollada durante estos treinta y cinco años, que nos permite que los problemas se diluyan en la gran extensión de nuestra economía y desarrollo, facilitando la previsión de nuestras reservas el tiempo y espacio necesarios para atenderlos.
En este orden, nuestro Gobierno ha venido dictando las medidas pertinentes para hacer frente a los efectos de esa dura crisis, prestando una especial atención a los sectores más necesitados. Hemos mantenido prácticamente el pleno empleo y aun a costa de soportar una inflación que, aun inferior a la de otros países de Europa, ha alcanzado cotas muy superiores a las deseables, se ha conseguido mantener un nivel más que aceptable de crecimiento económico.
Han sido necesarios muchos sacrificios, pero hemos de reconocer que, a pesar de los conflictos sociales, qué fomentados por los agentes de la subversión comunista, se han producido, la Nación se ha comportado con un espíritu ejemplar. Tenemos que seguir ayudándonos a nosotros mismos, imponiéndonos voluntariamente unos límites racionales en el consumo de lo necesario, con un talante de austeridad que contribuya a paliar los efectos de la actual coyuntura. A vuestro sentido de responsabilidad apelo, una vez más.