El Consiliario
* ¿Quién soy yo? Yo soy un ser viviente compuesto de alma y cuerpo. Y, por la gracia recibida en el Bautismo, soy hijo de Dios en la tierra, caminando hacia el Cielo.
* Nuestras concupiscencias y miserias no deben desanimarnos. Dios lo permite para fundamentarnos en la humildad, en la verdad. Sin Dios nada podemos. Con Dios lo podemos todo, hasta ser santos.
* «Y esta es otra vanidad que la sentencia dictada contra un crimen no se ejecuta enseguida; por eso, los hombres se dedican a obrar mal, porque el pecador obra cien veces mal y tienen paciencia con él» (Eclesiastés 8, 5. 9-10).
* San Francisco de Laval, y gran evangelizador del Canadá, escribió: «No debemos abatirnos. Si bien los hombres tienen poder para destruir, la mano de nuestro Señor es infinitamente más poderosa para edificar. No tenemos más que ser fieles y dejarle hacer». Lo dicho: fidelidad, paz y bien. Y alegría. Cada día que pasa estamos más cerca de la eterna felicidad del Cielo.