Publicado por manuelmartinezcano | Filed under Imagén - Contracorriente
Cooperatrices Parroquiales de Cristo Rey (2)
16 Jueves May 2019
16 Jueves May 2019
16 Jueves May 2019
Posted Artículos - Contracorriente
inEl genocidio de La Vendée (Francia), los cristeros (México) y la II República (España) son las tres grandes matanzas cristófobas de la era moderna. ¿Cuál será la próxima persecución? ¿La India, China, Nigeria, Paquistán? Imposible saberlo. Lo único cierto es que el martirio no es fanatismo: es lo más prudente que se puede hacer. Nunca hay que desear el martirio pero lo más prudente, entre negar a Cristo y negar a los hombres, es ser leal a Dios.
El martirio, pues es lo contrario del fanatismo. El fanático mata, el mártir prefiere morir antes que matar a otro o a su propia conciencia. El mundo entero se divide entre mártires y fanáticos ¿Y qué tiene que ver todo esto con el Viernes Santo? Pues que Satán sabía que Jesucristo era Dios: lo que no podía concebir es que se dejara matar por el hombre. Cuando Cristo expira se da cuenta de su error.
(HISPANIDAD)
16 Jueves May 2019
Posted Mojones
inMontserrat
Así en guerra justa, como se hieren y se matan hombres por el servicio de la patria, se pueden herir y matar hombres por el servicio de Dios; y como con arreglo a la ley se pueden ajusticiar hombres por infracción del Código humano, puédanse en sociedad católicamente organizada ajusticiar hombres por infracción del Código divino, en lo que obliga éste en el fuero externo, lo cual justifica plenamente a la maldecida Inquisición. Todo lo cual (cuando tales actos sean necesarios y justos) son actos de virtud, y pueden ser imperados por la caridad. (Sardá y Salvany – El liberalismo es pecado)
La teoría de la creatividad y de los ámbitos nos revela que las formas más altas de unión que funda el hombre con los demás no se reducen a medios para la satisfacción de intereses particulares. Constituyen lugares de perfeccionamiento mutuo, escuelas de auténtico amor. La unión conyugal es -en lenguaje de Gabriel Marcel- una realidad “misteriosa” que envuelve y nutre a los mismos que han contribuido a fundarla. Este modo de vinculación activo-receptiva se halla en la base de la vida estética, ética y religiosa. (Alfonso López Quintás – Manipulación del hombre en la defensa del divorcio)
Viene a cuento aquí lo que Aristóteles apunta respecto del bien de la ciudad: siendo la política arte arquitectónico su fin incluye el bien del hombre, y “aunque el bien del individuo y el de la ciudad sean el mismo, es evidente que será mucho más grande y más perfecto alcanzar y preservar el de la ciudad; porque, ciertamente, ya es apetecible procurarlo para uno solo, pero es más hermoso y divino para un pueblo y para ciudades”. (Juan Fernando Segovia – Verbo)
En aquel instante vi a Jesús junto a mi reclinatorio, con una túnica clara, y me dijo estas palabras: ¿Por qué tienes miedo de cumplir Mi voluntad? ¿Crees que no te ayudaré como hasta ahora? Repite cada exigencia Mía delante de aquellos que Me sustituyen en la tierra y haz solamente lo que te manden. En aquel momento una (gran) fuerza entró en mi alma. (Santa María Faustina Kowalska – Diario – La Divina Misericordia en mi alma)
Queremos nosotros el régimen corporativo y el de clases porque entendernos que, correspondiendo a la misma triple división de la vida y de las facultades humanas, hay en la sociedad, cualquiera que ella sea, una clase que representa principalmente el interés intelectual, como son las corporaciones científicas, las Universidades y las Academias; una clase que representa, antes que todo y principalmente, un interés religioso y moral, como es el clero, y otras que, como el comercio, la agricultura y la industria representan el interés material. (Juan Vázquez de Mella – El Verbo de la Tradición)
Esta instalación cómoda del intelectual orgánico en un nihilismo metahistórico ha obligado a los partidos comunistas a replantear su estrategia. La corrupción del intelectual orgánico ha hecho que a los comunistas -y a los socialistas también- se les resquebrajen las máscaras proletarias y descubran que, por más que silenciaran y tergiversaran a Gramsci y negaran y atacaran a Mussolini, Gramsci y Mussolini seguían teniendo razón: nunca hubo tal cosa como un partido de clase. (Aquilino Duque – Razón Española)
Una de las consecuencias de ciertos enfoques filosóficos le la antigüedad clásica y de los mitos de la Ilustración y luego del marxismo es el determinismo histórico. O sea, que la historia tiene una dirección predeterminada que el hombre no puede cambiar. Creo que ya me he referido a la vacuidad del mito del progreso continuo y la caída del marxismo real manifiesta el absurdo del determinismo marxista. El determinismo niega el libre albedrío de los seres humanos que es una de las principales características de su naturaleza. (Mons. Ignacio Barreiro Carámbula – Verbo)
16 Jueves May 2019
Posted P. Manuel Martínez Cano
inPadre Manuel Martínez Cano, mCR.
Es verdad que Dios creó las cosas para el hombre, pero con una finalidad concreta: “Hemos de usar rectamente de las cosas criadas porque debemos usarlas para lo que fueron hechas por Dios. Y han sido hechas para dos cosas, a saber: para gloria de Dios, porque todo lo hizo para sí; esto es para su gloria, como se dice en los Proverbios, 16; y para nuestra utilidad, es decir, para que usándolas no cometamos pecado” (Santo Tomás de Aquino).
Dios ha creado las cosas para que nos ayuden a conocerle y amarle.
Por la contemplación de las cosas creadas nos podemos elevar a la contemplación de Dios, porque todas ellas son manifestaciones de Dios: “El Cielo y la Tierra y todas las cosas que en ellos hay me dicen que te ame, y no cesan de decirlo a todos, de suerte que soy inexcusable (…) cosa es sorprendente que el hombre no alabe de continuo a Dios, cuando todas las criaturas le invitan a alabarle” (San Agustín).
La naturaleza humana debilitada por el pecado original inclina al hombre a buscar lo agradable, lo dulce, lo honroso; y rehúye y esquiva sibilinamente lo desagradable, lo amargo, lo humillante. Pero nosotros debemos gobernarnos con la razón, iluminada por la fe.
San Ignacio da la regla de oro para usar bien las cosas: “El hombre tanto ha de usar dellas, (las cosas) quanto le ayuden para su fin, y tanto debe apartarse dellas, quanto para ello le impiden”.
Nuestra norma de vida no ha de ser el sentimiento o el gusto, sino la razón iluminada por la fe, porque “el extravío de la vida está en usar y gozar mal de las criaturas” (San Agustín).
Si no usamos las cosas con la razón iluminada por la fe, nos convertiremos en esclavos de las cosas, porque las criaturas no pueden saciar el corazón del hombre: “Mientras el alma desea las criaturas, tiene hambre continua, porque aunque logre lo que de la criatura pretende, permanece vacía, porque nada hay que la llene sino Tú, Señor, a cuya imagen ha sido criada” (San Agustín).
“Mi mayor iniquidad es el dejarme dominar de las cosas que he de usar” (San Agustín).
San Ignacio dice que para usar bien las cosas hay que llegar a la indiferencia: “es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que le es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío y no le está prohibido; en tal manera que no queramos de nuestra parte, más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás”.
La indiferencia que enseña San Ignacio no es el pasotismo, sino la fuerza de la voluntad por la que el hombre, en pleno ejercicio de su libertad, dirige sus afectos y sentimientos de tal manera, que lo desagradable a la naturaleza no sea obstáculo para elegir bien: si la enfermedad me lleva al Cielo, quiero la enfermedad; si la salud me lleva al Cielo, la salud quiero.
El Principio y Fundamento de San Ignacio concluye con estas palabras: “Solamente deseando y eligiendo lo que más conduce para el fin que somos criados”. Admirable regla de vida; cuando veamos qué es lo mejor para salvarnos, se acabó la indiferencia. Lo hacemos y así iremos al Cielo. En todas las cosas debemos proceder por motivos sobrenaturales, usando las cosas solo para la mayor gloria a Dios y salvación del alma.