A los ex combatientes de la Falange de Castilla
Camaradas y ex combatientes de la Falange de Castilla: con la misma emoción que en los tiempos de nuestra Cruzada recibía vuestro aliento y vuestro estímulo me siento hoy a través de los tiempos al encontrar en vosotros, en vuestras heridas, en vuestros servicios, en vuestras familias y en vuestra constancia, el mejor sostén de nuestra Patria.
Es difícil el mantener al correr de toda una vida el espíritu de los tiempos de lucha. La paz ha sido una paz para todos con los sacrificios inherentes a la misma; nuestros sentimientos y nuestro ideario han sido recogidos en las Leyes Fundamentales de la nación que han de regirnos hoy y mañana. Vuestra presencia aquí, vuestra acción en las provincias españolas afianzada por vuestro crédito y por vuestra historia son la más firme garantía para el futuro de la Patria.
Jamás nuestra nación ha disfrutado de una etapa tan continuada de paz y de espíritu de servicio puestos al engrandecimiento de la misma que durante estos treinta y seis años de actuación de la Falange, que ha sabido superar todos los momentos con la generosidad que es fruto de nuestro ideario. Por eso, en esta efemérides del 17 de julio, cuando en España se despiertan tantas ilusiones por el futuro, nuestros camaradas dan un nuevo respaldo popular a nuestra Cruzada; no podía menos de recibiros en estos momentos para haceros objeto de mi reconocimiento, de mi constancia y de mi cariño. ¡Arriba España!
(17-VII-1972: Palacio de El Pardo. —Madrid.)
Lo propio de los hijos de la Iglesia es agradecer el legado de nuestros antepasados que, en medio de sus defectos, nos han transmitido al Señor y la fe pura. ¿No están cayendo ahora muchos hijos de la Iglesia en el vicio increíble de acosarla implacablemente, sobre todo en su pasado? ¿No estamos como intentando nerviosamente salir al paso de quienes la persiguen o de quienes no la comprenden, para decides: «Tenéis toda la razón; la Iglesia del pasado es la causante de todos los males, predicó una religión alienadora, se alió con los opresores, oscureció la luz de la técnica y de la ciencia»?
Y es que a los progres marxistas les encanta la dialéctica de buenos y malos, opresores y oprimidos, explotadores y explotados. Viven de eso: de propagar el odio desde una ideología simplista y maniquea que ofrece una pseudorredención puramente inmanente, in-transcendente, puramente materialista; porque para ellos no hay Dios ni «más allá». Ellos quieren la felicidad de cortos vuelos en el «solo acá»; la felicidad del orgasmo y del lujo decadente. Engañan y estafan a la gente ofreciendo una felicidad falsa para así alcanzar el poder e imponer su ideología totalitaria a todos: a los que esperan ser redimidos por los ecocomunistas y a los que no. Y a los que no queremos ser redimidos por estos tipos nauseabundos ya sabemos lo que nos tienen reservado: los campos de reeducación y de trabajo para redimirnos de nuestra condición contrarrevolucionaria. Tienen ustedes una buena muestra de lo que les cuento en China, Corea del Norte, Cuba, Venezuela… Ese es su paraíso. Todo para ellos.
* Nos han dicho que el «secreto» masónico es tan secreto que nadie lo sabe: También se ha escrito que masonería y satanismo es lo mismo.