¡Reza siempre porque siempre tienes necesidad de permanecer junto a tu Dios!
15. – EL VALOR DE LA ORACIÓN
Jesús invita, recomienda, impone la oración, une a ella toda gracia, toda bendición hasta la salvación eterna. Él mismo reza por todas partes y siempre: en el templo, en el Huerto de los Olivos, en el monte, sobre las aguas, en las plazas y en las sinagogas.
San Pedro corre el peligro de hundirse en las aguas y reza; la oración lo fortifica. Marta y María piden llorando ante Jesús en la hora del dolor y la oración las consuela.
Rezan los Apóstoles en el cenáculo y la oración hace descender al Espíritu Santo con sus dones celestiales. Y tú, ¿cuándo rezas? ¿Sólo cuando estás enfermo o cuando quieres que algo te salga bien?
Reza siempre porque siempre tienes necesidad de permanecer junto a tu Dios.
«El magisterio de la Iglesia está subordinado verdades ya formuladas, a las que ha de conformar sus manifestaciones nuevas».
D. José Guerra Campos El octavo día Editorial Nacional, Torrelara, Madrid, 1973
Resumimos en el capítulo último las líneas principales trazadas hasta ahora en la serie de «El octavo día». Dejamos para hoy el resumen de los cinco capítulos dedicados a exponer criterios para orientarse en medio de la confusión doctrinal (1).
La Iglesia, por voluntad de Dios, pone sumo cuidado en preservar íntegra y pura su doctrina. La confusión, según el dictamen del Papa y de los obispos, sobreviene cuando «en el seno de numerosos grupos, desde publicaciones, cátedras de enseñanza religiosa y a veces desde la misma predicación sacerdotal, se vierten, como doctrina de la Iglesia, ideas contrarias a la misma; al parecer, sin una desautorización eficaz».
En estos casos, el Papa ha recomendado la autodefensa. Pero se trata de defensa de la fe, no de posturas subjetivas arbitrarias. Y, por tanto, aun cuando en alguna ocasión hubiera que defenderse frente a actuaciones turbias de algún ministro de la Iglesia, se hará siempre de acuerdo con las normas superiores que nos dan la orientación auténtica de la jerarquía.
No es de este momento repetir explicaciones; pero, sí vendrá bien resumir los criterios ya apuntados, en una especie de decálogo.
Primero: el magisterio de la Iglesia está subordinado verdades ya formuladas, a las que ha de conformar sus manifestaciones nuevas.
Algunos hablan -según suele decirse, a lo loco de los cambios en la Iglesia, como si los papas o los concilios venideros pudiesen sustituir cualquier cosa. En materia de disciplina, por ejemplo, el ayuno antes de la Comunión, un papa o un concilio pueden modificar lo que otros establecieron como oportuno en circunstancias diversas; pero cuando el magisterio de la Iglesia universal -el Papa o el cuerpo de los obispos en comunión con él- propone de forma definitiva la doctrina de la fe y la moral, sus afirmaciones son inmutables. Los papas y concilios siguientes quedan vinculados, igual que todos los demás fieles. Así, la definición del Concilio Vaticano I sobre la infalibilidad del Papa, o la de Pío XII sobre la Asunción de Nuestra Señora, son válidas para siempre.
Notas:
(1) Ver capítulos 5, 6, 7, 8 y 9. Ver también capítulo 11.
“Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el Cielo»
Padre Cano, m.C.R.
* Seijas ha dicho que la Política en España es el basurero del país.
* El mundo brilla de alegría con Cristo. Seremos eternamente felices.
* El beato Juan María de la Cruz, SCJ., vivió amando y murió perdonando.
* La conciencia que no se fundamenta en la Verdad, está oprimida por las tinieblas de Satanás.
* «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer será condenado» (Marcos 16, 15-20).
* La mujeres no han producido ninguna obra maestra en ningún género… Pero hicieron «algo mucho más grande que todo eso. Es sobre sus rodillas donde se forma lo que hay de más excelso en el mundo: un hombre honrado y una mujer honrada» (Le Maistre).
* Estamos de primeras comuniones. Una niña de tres años corre por los jardines. Viene a hablar con su madre. Aprovecho para preguntarle: ¿cuando seas mayor que te gustaría ser, más guapa o más inteligente?: Más inteligente.