«Este hecho contrasta poderosamente con la figura de Mons. Guerra Campos, un hombre consagrado a Dios«.
Obispo José Guerra Campos (9)
NO ERA OBISPO DE FRANCO
Dª Soledad Guerra, sobrina de Mons. Guerra Campos, nos envía esta carta, que fue publicada en «El Faro de Vigo».
No puedo salir de mi asombro al leer el artículo que usted ha publicado en su periódico de fecha 6 de julio de 1997, titulado: El obispo de Franco, era el último cruzado.
Cómo se pueden decir tanto disparates por un profesional de la información.
La mediocridad e ignorancia que usted denota en su artículo no es más que el reflejo de un trabajo mal realizado, de una falta de investigación seria y de acercamiento a la persona sobre la que usted, aleatoriamente, vierte una serie de acusaciones con el fin de dar una noticia sensacionalista y de baja calidad.
Este hecho contrasta poderosamente con la figura de Mons. Guerra Campos, un hombre consagrado a Dios y con una inteligencia privilegiada, cuya vida fue reflejo de la fidelidad a unos ideales y valores inmutables como son la defensa del derecho a la vida y la unidad familiar, sin dejarse arrastrar por lo que sería más fácil y cómodo.
Quizá, si no hubiese tenido esa deuda con sus propias convicciones, hubiese merecido para usted y su periódico una columna más meritoria y llena de agasajos y reconocimientos hacia él. Pero, si para ello hay que ser mediocre, ¡no, gracias!
Intentaremos seguir el ejemplo de este hombre que luchó y sobresalió por su fuerte personalidad y que fue postergado por destacar sobre la uniformidad con valentía y sin miramientos.
El Corazón de Jesús habló claro y fuerte: «Toda la ley divina se compendia en los mandamientos: el amor a Dios y el amor al prójimo».
17.- SEMBRAR OBRAS DE BIEN
El Corazón de Jesús habló claro y fuerte: Toda la ley divina se compendia en los mandamientos: el amor a Dios y el amor al prójimo. Sin estos dos amores es imposible agradar al Señor, es imposible entrar en el Cielo. Pocos comprenden bien en qué consiste el amor al prójimo. Si crees que amar al prójimo basta con no odiarlo, no hacerle mal, sólo crees a medias. No, esto será de buenos hombres, pero no de buenos cristianos. El amor es operativo y debe manifestarse haciendo aquello que queremos y deseamos se nos haga a nosotros. La prueba generosa de este amor viene dada por el ejercicio de las obras de misericordia.
Jesús tiene como hecho a sí mismo todo lo que se hace a los pobres en su nombre. Y cuando alguna persona está enferma, busca una media hora para visitarla, para darle una palabra de ánimo, para consolarla en sus dolores, para animarla a la paciencia, a la santa resignación a la voluntad de Dios.
«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. Pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que lo pidáis»
Mossèn Manel
* ¿Cómo estás con esa enfermedad? Estoy como Dios quiere.
* La mujer no debe renunciar a su feminidad no copiar al hombre.
* El muro que hay que destruir es el de la mentira. Es un muro satánico.
* No existen «verdades a medias». Son mentiras retorcidas. Las peores mentiras.
* Quien no distingue el bien del mal no es libre; es esclavo de sus impulsos y opiniones.
* La democracia moderna es un golpe de Estado contra las instituciones naturales de naciones.
* «La consagración a Dios es la más perfecta escuela de caridad, la más exquisita abnegación de sí mismo, el más generoso sacrificio de todas las cosas y de nosotros mismos por la salvación de las almas» (CardenalManning).
El Matrimonio es un sacramento, es cosa de Dios, algo sagrado, algo grande. Y las cosas grandes no se hacen en un día, necesitan tiempo, preparación, etapas.
La vida conyugal es una cosa muy grande y muy hermosa, pero hay que llegar a ella por sus pasos, sin quemar etapas, bien preparados. Esta preparación comienza ya desde la adolescencia, cuando el chico y la chica empiezan a descubrir un nuevo mundo físico y espiritual.
La evolución psicológica normal exige que chicos y chicas se traten entre sí, pero sin prisas. Este trato, al principio, debe tenerse en grupos de varios compañeros por un motivo cultural, benéfico, deportivo, folklórico, etc. Más tarde, quizá un chico y una chica empiecen a salir juntos. Salir juntos no es el noviazgo, pero puede ser el comienzo.
Los que empiezan a salir juntos deben estar convencidos de que ya no se trata de una diversión o de un juego, sino de algo muy serio. El salir juntos por diversión, por «pasar el rato» o por otros motivos menos dignos (flirteos o amoríos) es un juego peligroso que, además de graves consecuencias morales, puede también tener graves consecuencias psicológicas.
Los daños del enamoramiento prematuro suelen ser graves. Hay que saber esperar, como dijo Gigiola Cinquetti en la canción que ganó en el Festival de Eurovisión: »No tengo edad/ No tengo edad para amarte/ Y no está bien que salgamos solos los dos/ Tal vez querrás/ Tal vez querrás esperarme que sea mayor y pueda darte mi amor».
El noviazgo es cosa seria. El noviazgo no es una diversión, ni un placer, sino una escuela preparatoria para el Matrimonio, que es una de las misiones más grandes y más serias que Dios ha confiado al hombre y a la mujer.
Hoy suele decirse que el Matrimonio está en crisis, pero habría que decir que lo que está en crisis es el noviazgo. Muchos jóvenes toman el noviazgo como un juego, con ligereza y frivolidad, no se preocupan de formarse, sólo buscan disfrutar el uno del otro. Así se hacen egoístas. No tienen idea de lo que es el verdadero amor y, una vez casados, se encuentran egoístas e incapaces de amar. Es lógico que estos Matrimonios sean un fracaso. Lo normal es que de un mal noviazgo salga un mal Matrimonio y que de un buen noviazgo salga un buen Matrimonio.
Frente a los abusos y fracasos de tantas parejas, hay que volver al sentido cristiano del noviazgo. El novio ha de contemplar en su novia a la futura madre de sus hijos, digna de todo cariño, veneración y respeto. La novia ha de ver en su novio al futuro padre de sus hijos. Y así, uno y otro no tendrán que avergonzarse de nada en el día de su Matrimonio. Ni cuando les cuenten a sus hijos cómo se amaban casta y fielmente cuando eran novios.
La elección del novio o la novia es cosa tuya, pero debes hacerlo con mucha cautela. No te fíes del «flechazo», que es muy bonito para películas y novelas, pero que en la vida real él sólo no basta para hacer feliz un hogar.
No te fíes sólo de tu «vista», que ya sabemos que el amor es ciego. Consulta con tus padres, aconséjate de tu director espiritual. Porque la fascinación del enamoramiento puede ser engañosa y ocultarte los defectos del chico o la chica que desaconsejan totalmente seguir adelante. La fascinación es muy hermosa, pero pasará muy pronto. Lo que queda es la vida real. Y esa vida, si se construye con el corazón, con la razón y la fe, es mucho más hermosa.
Cuando encuentres una chica virtuosa o un buen chico que pueda ser la madre o el padre de tus hijos, toma el noviazgo con la seriedad que Dios manda y seréis muy felices. (P. Loring).