Una Epopeya misionera
Padre Juan Terradas Soler C. P. C. R
IV
FORMAS MAS EFICACES DE HACER RAZA Y TRABAJAR POR LA HISPANIDAD (4)
Y son propicios los tiempos porque, como ha notado Maeztu, “el sentido de cultura de los pueblos modernos coincide con la corriente histórica de España; los legajos de Sevilla y de Simancas y las piedras de Santiago, Burgos y Toledo, no son tumbas de una España muerta, sino fuentes de vida; el mundo, que nos había condenado, nos da ahora la razón”, y es de creer que España, que se ha deshispanizado en estos dos últimos siglos, volverá a entrar en el viejo solar de sus glorias, después que, nuevo hijo pródigo, ha corrido esas Europas viviendo precariamente de manjares que no se hicieron para ella.
Caique suum. Europa empieza a hacernos justicia: ayudemos a Europa a hacérnosla. Felipe II ya no es el “Demonio meridiano”, sino el Rey Prudente y el político sagaz. El Escorial ya no es una mole inerte, esfuerzo de un arte impotente para inmortalizar un nombre y una fecha, sino que es un monumento en que Herrera aprisionó de nuevo la serenidad y armonía del genio griego. América ya no es el viejo patrimonio de ladrones, aventureros y mataindios, sino una obra de conquista y civilización cual no la hizo ni concibió pueblo alguno de la historia. Así, paulatinamente, se revalorizará el arte, la teología, el derecho, la política, todo lo que constituye el patrimonio de la cultura patria; e injertando en el viejo tronco de nuestras tradiciones lo nuevo que puedan asimilarse, ofreceremos al Mundo la España viva y gloriosa de siempre, inaccesible a esta corriente de trivialidad, de extranjerismo, de fatuidad revolucionaria que nos atosiga.
Vosotros, americanos de sangre española, debéis ayudarnos en este trabajo ímprobo. Vuestras son las ejecutorias de la grandeza de España, porque son de vuestra Madre. Las fuerzas de conquista del mundo moderno están, con las de España, alineadas ante esta América para el ataque, llámense monroísmo, estatismo, protestantismo, socialismo o simple mercantilismo fenicio. Escoged entre la Madre que os llevó en sus pechos durante siglos o los arribistas de todo cuño que miran a su provecho. Rubén Darío, apuntando a uno de los ejércitos permanentes que os asedian, arrancaba a su estro sonoro esta estrofa, colmada de espanto y de esperanza en España:
¿Seremos entregados a los bárbaros fieros?
¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?
¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?
¿Callaremos ahora para llorar después?