Recapitulada por el P. Cano
– GRANDES CRISTIANOS DEL SIGLO VI
Los siglos VI y VII son años de apogeo y esplendor de la Iglesia visigótica. Los escritores eclesiásticos españoles no tienen igual en ninguna nación cristiana en estos siglos.
San Martín de Braga (+580) nació en Panonia (Hungría). Después de estar largo tiempo en Oriente, se dirigió a Galicia y de allí a Dumio, cerca de Braga, donde erigió un monasterio. Fue elevado a la sede episcopal y más tarde metropolitano de Braga. A él se debe en gran parte la conversión del rey de los suevos, Teodomiro, por lo que fue designado apóstol de Galicia. Murió el año 580. Escribió muchísimos tratados. Su obra más importante es »Formula vitae honestae», dedicada al rey suevo Mirón.
San Leandro de Sevilla (534-600), oriundo de Cartagena, fue el más conocido de su tiempo. A su influjo apostólico se deben en buena parte las conversiones de San Hermenegildo, de Recaredo y del pueblo visigodo. De familia de santos, lo fueron también sus hermanos Fulgencio, Isidoro y Florentina.
En un viaje a Constantinopla, San Leandro conoció y entabló íntima amistad con San Gregario Magno, que sería elegido Papa y se interesaría por la Iglesia en España.
Conservamos pocos escritos de San Leandro: »Ad Florentinam sorore de institucione Virginum», »Homilia de Triurnpho Ecclesiae», »Contra arrianos» y “De baptismo».
Al lado de estas dos grandes lumbreras de la Iglesia visigótica brillaron en tono menor Liciniano, obispo de Cartagena, Severo de Málaga, Eutropio de Valencia y el cronista Juan de Valclara (Santaren, Portugal), que por no convertirse al arrianismo fue desterrado por Leovigildo a Barcelona, donde fundó el monasterio de Valclara, cerca de Poblet; en el año 592 era obispo de Gerona.
– GRANDES CRISTIANOS DEL SIGLO VII
San Braulio (+646), arzobispo de Zaragoza, trabajó de manera decisiva en el movimiento intelectual y literario de la España visigoda del siglo VII. Se conservan cuarenta y cuatro cartas suyas. Digna de especial mención es su correspondencia con San Isidoro, quien terminó las »Etimologías» gracias a la insistencia de San Braulio. Además de sus cartas se nos ha conservado una »Vida de San Millán de la Cogolla».
San Quirico de Barcelona (+666) es el representante en Cataluña del apogeo de la Iglesia visigoda. Asistió al Concilio X de Toledo el año 656. Mantuvo íntima comunicación epistolar con San Ildefonso de Toledo. Hombre de gran erudición y propagador de la vida cultural. Tajón afirma que escribió su obra magistral de »Las sentencias» gracias a la persuasión de San Quirico. El calendario mozárabe atestigua que Quirico fue el autor del himno a Santa Eulalia de Barcelona.
San Ildefonso de Toledo era contemporáneo de San Braulio y San Quirico. Monje, antes de ser arzobispo, destacó como hombre de ciencia. Entre sus escritos merece especial mención la obra »De Virginitate S. Mariae contra tres infideles». Los tres a quienes dirigía su obra eran Helvidio, Joviano y un judío. Desde muy antiguo la tradición atestigua que la Virgen Santísima se apareció a San Ildefonso, obsequiándole con una casulla.
Tajón, sucesor de San Braulio en la diócesis de Zaragoza, fue uno de los prohombres de la cultura cristiana. Su gran obra fueron los cinco libros de las »Sentencias». Su comentario de la Sagrada Escritura se ha perdido.
– SAN ISIDORO DE SEVILLA
San Isidoro de Sevilla (+636) era oriundo de Cartagena y fue educado sólida y cristianamente. Es considerado el último Santo Padre de Occidente y la gran figura que simboliza el apogeo de aquel siglo de oro español.
San Isidoro fue el hombre más erudito de su siglo. Desarrolló una actividad incansable en defensa de la fe. Sucedió a su hermano San Leandro en la sede metropolitana de Sevilla y, desde entonces, fue el alma de toda la vida cultural española; presidió el Concilio IV de Toledo del año 633.
Su ciencia abarcó todos los conocimientos de su tiempo. Concibió el plan de salvar la cultura antigua del naufragio que la amenazaba continuamente. Para ello escribió, a petición de San Braulio, su obra inmortal »Etimologías», que consta de veinte libros, verdadera enciclopedia de su tiempo.
Otros hombres ilustres de este siglo fueron Eugenio II y III de Toledo; San Fructuoso, fundador de varios monasterios; San Valerio, monje; San Julián de Toledo, gran mecenas de las letras.
– EL RITO MOZÁRABE
El rito mozárabe fue declarado rito oficial de la Iglesia visigótica en el IV Concilio de Toledo. El rito mozárabe era el rito primitivo español, usado en un principio en las Galias, África y España. Lo implantaron los primeros evangelizadores de las regiones occidentales; fue completado después en la península ibérica. Se diferenciaba notablemente del rito romano.
El rito mozárabe había conservado más elementos del primitivo que el romano. Se le ha llamado también rito gótico porque fue declarado oficial por los visigodos. Más tarde lo conservaron los cristianos sometidos a los árabes, llamados mozárabes, y de ahí su nombre común de mozárabe. Este rito se conserva hoy en una parroquia de Toledo.