Vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Algunos escribas fariseos, al ver que comía con publicanos y pecadores, les dijeron a los discípulos: «¡De modo que come con publicanos y pecadores!» Jesús lo oyó y les dijo: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».

El Consiliario

* »Se deberá evitar reducir el pecado mortal a un acto de opción fundamental -como hoy se suele decir- contra Dios, entendiendo con ello un desprecio explícito y formal de Dios o del prójimo. Se comete, en efecto, un pecado mortal también cuando el hombre, sabiendo y queriendo, elige, por cualquier razón, algo gravemente desordenado» (San Juan Pablo II).

* La falsa »moral de situación» enseña que la bondad o malicia de un acto humano no lo determina la Ley eterna universal e inmutable, sino que depende del estado anímico o de las circunstancias en que se encuentra la persona.

* San Juan Pablo II ha salido también al paso de este error: »Existen actos que, por sí y en sí mismos, independientemente de las circunstancias, son siempre gravemente ilícitos por razón de su objeto. Estos actos, si se realizan con el suficiente conocimiento y libertad, son siempre culpa grave».

* La »nueva moral» niega la Ley natural a la que califican de moral cerrada y le contrapone una moral abierta que depende de la psicología, la sociología, la biología, etc.

* Sólo hay una verdadera moral: la Moral Católica. Sólo la Moral Católica ofrece y garantiza al hombre la verdadera moralidad, porque la moral católica reconoce:

* a) Un Legislador Supremo, con autoridad soberana para imponer obligaciones y deberes a los hombres.

* b) Una sanción eficaz para premiar o castigar, especialmente en la otra vida, todos los actos humanos, incluso los actos internos.

* c) Y ofrece un auxilio eficaz, la gracia divina, para superar los obstáculos y vencer las tentaciones que se opongan al cumplimiento de la Ley de Dios.