«Habéis oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo» y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el Cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿Qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿Qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».

Padre Cano, m.C.R.

* El diablo es el “pervertidor”. Muchos políticos están pervertidos. El aborto siempre será diabólico.

* Cristianos perseguidos en Honduras, donde el miércoles de Ceniza fue asesinado a tiros el sacerdote hondureño Enrique Vázquez Cálix, director diocesano de Obrar Mesoneras Pontificias (OMP) de San Pedro Sula.

* Los obispos andaluces, ante las elecciones regionales, han escrito una carta a sus diocesanos en la que les recuerda que “votar es un ejercicio de responsabilidad, un derecho y un deber moral”. Añado que la abstención también es un derecho y un deber moral.

* “Es calculable la potencialidad de un pueblo cuando está unido, cuando trabaja en paz y cuando persigue sus objetivos de elevación con tenacidad, avanzando cuando es posible y sabiendo aprovechar las ocasiones oportunas cuando esto es aconsejable” (Francisco Franco Bahamonde).

* Jesús acepta adoración religiosa, lo cual según las ideas judías y cristianas es un honor que se tributa solamente a Dios (Mt 15, 25). Y está convencido de su poder soberano: “Me ha sido dado todo poder en el Cielo y en la tierra” (Mt 28, 18), hasta el de perdonar los pecados, que sólo puede hacerlo Dios (Mt 9, 2; Mc 2, 5) y da a sus Apóstoles pleno poder para perdonar los pecados (Jn 20, 23).

* Jesús se aplica a sí mismo operaciones y atributos divinos, como la eternidad: “Antes de que Abraham naciese, soy yo” (Jn 8, 58).

* A los judíos que le preguntan si es el Hijo de Dios, les dice: “El Padre y Yo somos una misma cosa” (Jn 10, 30).