No temo nada
Terriblemente atormentada por estos sufrimientos entré en la capilla y de la profundidad de mi alma dije estas palabras: Haz conmigo, Jesús, lo que Te plazca. Yo Te adoraré en todas partes. Y que se haga en mí Tu voluntad, oh Señor y Dios mío, y yo glorificaré Tu infinita misericordia. Después de este acto de sumisión cesaron estos terribles tormentos. De repente vi a Jesús que me dijo: Yo estoy siempre en tu corazón. Un gozo inconcebible inundó mi alma y [llenó] de gran amor de Dios que inflamó mi pobre corazón. Veo que Dios nunca permite [sufrimientos] por encima de lo que podemos soportar. Oh, no temo nada; si manda al alma grandes tribulaciones, la sostiene con una gracia aún mayor, aunque no la notamos para nada. Un solo acto de confianza en tal momento da más gloria a Dios que muchas horas pasadas en el gozo de consolaciones durante la oración. Ahora veo que si Dios quiere mantener a un alma en la oscuridad, no la iluminará ningún libro ni confesor. (Santa Mª Faustina Kowalska – Diario)
Tu fidelidad a Cristo
América Latina: desde tu fidelidad a Cristo, ¡resiste a quienes quieren ahogar tu vocación de esperanza!;
– La tentación de quienes quieren olvidar tu innegable vocación cristiana y los valores que la plasman, para buscar modelos sociales que prescinden de ella o la contradicen;
– la tentación de lo que puede debilitar la comunión en la Iglesia como sacramento de unidad y salvación; sea de quienes ideologizan la fe o pretenden construir una «Iglesia popular» que no es la de Cristo, sea de quienes promueven la difusión de sectas religiosas que poco tienen que ver con los verdaderos contenidos de la fe;
– la tentación anticristiana de los violentos que desesperan del diálogo y de la reconciliación, y que sustituyen las soluciones políticas por el poder de las armas, o de la opresión ideológica;
– la seducción de las ideologías que pretenden sustituir la visión cristiana con los ídolos del poder y la violencia, de la riqueza y del placer. (San Juan Pablo II – V Centenario de la Evangelización de América)
La Revolución Francesa antinatural
La «revolución» francesa fue una consecuencia de la historicidad humana a causa de la libertad. Pues los demás seres no hacen revoluciones; ni siquiera tienen deseos; sólo tienen instintos. En cambio el hombre, ser espiritual, no tiene instintos, decía Arnold Gehlen. Y, en tanto espíritu libre es un abismo, pensaba San Agustín. “Il n’est pas ni ange ni bête mais s’il veut faire l’ange fait la béte” (Pascal). La revolución fue el contrapunto de la trayectoria natural de la cultura y la civilización europeas al iniciar un camino que pretende desviarse de ella. (Dalmacio Negro Pavón – Razón Española)
Hacienda Municipal
Quiero que se arregle y se establezca la verdadera Hacienda Municipal, no con ese indigno y ridículo prorrateo entre el Estado y el Municipio, en que se merman mutuamente unos mismos tributos, sino que cobre la Hacienda municipal lo que resta de los bienes comunales y los de propios, y, reintegrándole de las enormes cantidades que le detenta el Estado (más de 300 millones), recobre el Municipio sus facultades y se establezca de una vez la órbita en donde los tributos municipales se recauden, sin tener la intromisión vergonzosa del Estado que los limita y los cercena: quiero que el Municipio, en toda la esfera administrativa, sea absolutamente independiente que sobre él no se levanten más que superiores jerárquicos en su aspecto externo, pero que no toquen a su vida interna. (Juan Vázquez de Mella)
Poder sagrado
Pero la monarquía, finalmente, entraña algo más que la idea del gobierno personal. Se trata, así, de un poder en alguna manera sagrado, es decir, elevado sobre el orden puramente natural de las convenciones o de la técnica de los hombres: “Esta es una nota común a todas las monarquías históricas, que, como fenómeno político institucional, se ha dado en los más diversos pueblos, aun en medios absolutamente desconectados entre sí y religiosamente heterogéneos. La monarquía ha sido el régimen político de las sociedades religiosas, y de todas, en sus orígenes. Sólo cuando la sociedad se ha asentado sobre bases secularizadas, o cuando, como en la Grecia clásica, se ha visto dominada por un ambiente racional y esteticista, se desposee al gobierno de su carácter monárquico. (Miguel Ayuso – Verbo)
La ideología encubrimiento de la realidad
El ocultamiento producido por la ideología se expresa fenomenológicamente de dos maneras. Por un lado, se puede dar como mentira cuando la ideología se analiza desde la perspectiva instrumental del ideólogo. Es decir, cuando es esgrimida como elemento instrumental para la consecución del poder. Por otro lado, la ideología se puede dar como conciencia falsa cuando determinados sujetos, habitualmente las masas, aceptan la ideología acríticamente teniendo una idea errónea de la realidad. Por tanto, la formalidad lógica y racionalidad de los asertos ideológicos puede suponer un encubrimiento consciente o inconsciente de la realidad. (Carlos Goñi Apesteguía – Razón Española)
Pecado contra la fe
Enseña la teología católica que no todos los pecados graves son igualmente graves, aun dentro de su esencial condición que los distingue de los pecados veniales. Hay grados en el pecado, aun dentro de la categoría de pecado mortal, como hay grados en la obra buena dentro de la categoría de obra buena y ajustada a la ley de Dios. Así el pecado directo contra Dios, como la blasfemia, es pecado mortal más grave de sí que el pecado directo contra el hombre, como es el robo. Ahora bien, a excepción del odio formal contra Dios y de la desesperación absoluta, que rarísimas veces se cometen por la criatura, como no sea en el infierno, los pecados más graves de todos son los pecados contra la fe. La razón es evidente. La fe es el fundamento de todo orden sobrenatural; el pecado es pecado en cuanto ataca cualquiera de los puntos de este orden sobrenatural; es, pues, pecado máximo el que ataca el fundamento máximo de dicho orden. (Sarda y Salvany – El Liberalismo es pecado)