benedetteNació en Dovádola (Italia) el 8 de Agosto de 1936. En 1951 se trasladó a Sirmione donde, durante ese período, se manifestaron en ella los primeros síntomas de una grave enfermedad.

A los 17 años se inscribió en la Facultad de Medicina de la Universidad de Milán. Entonces comenzó su duro calvario.

Permanencias prolongadas en las clínicas, consultas, intervenciones quirúrgicas, sufrimientos y humillaciones no pudieron hacerla desistir de su voluntad de ser médico.

A pesar de su grave enfermedad cursó los estudios hasta el último examen. Sorda, totalmente paralizada, privada de toda facultad sensible, finalmente ciega, se comunicaba con el mundo exterior solamente con un tenue hilo de voz y la sensibilidad de una mano por la que llegaba a entender signos convencionales.

Benedetta superó su soledad con el amor. Crucificada, cantó las maravillas de la vida. Se olvidó de si misma en bien de los demás. Vivió el dolor como misterio de amor y fuente de gracia. Comunicó esperanza y su fe obró prodigios. Entregó su alma al Señor en Sirmione, el 23 de enero de 1964.

– Los restos mortales de Benedetta reposan en la Abadía de San Andrés, ed Dovádola (Forli-ltalia).

– La caridad es habitar en los otros.

– La humildad es la más escondida de las virtudes: la más perfumada. María es la madre de toda humildad.

– En mi calvario no me desespero. Sé que al final del camino Jesús me aguarda.

– Debemos olvidarnos absolutamente de nosotros mismos para compartir el dolor de los demás. Así se obtiene paz aquí en la tierra.

– Vivir dejando que solamente Él sepa y conozca el sentido de nuestra vida.

– En la tristeza de mi sordera y en mi más oscura soledad , busqué afanosamente permanencer serena para hacer florecer mi dolor e intento con humilde voluntad llegar a ser como Él quiere: pequeña, pequeña como me siento sinceramente cuando veo su infinita grandeza en la oscura noche de mis días más fatigosos.

– En mi calvario no me desespero. Sé que al final del camino Jesús me aguarda. Por eso estoy serena: porque mis días transcurren esperándolo a Él, a Quien amo en el aire, en el sol que ya no veo pero que igualmente siento cuando entra a través de la ventana a calentarme las manos.

De los escritos de Benedetta

Oración

Padre nuestro, te damos gracias porque nos diste en Benedetta un ejemplo vivo de tu Hijo Crucificado. El dolor y la alegria llenaron su breve existencia y en ella hiciste florecer el misterio de la Pascua redentora, en unión con Maria, “la más dulce de las madres” Deseamos, por su intercesión , sentirnos más cercanos a Ti y a nuestros hermanos, en el amor, el dolor y la esperanza, en la aceptación filial y gozosa de tus designios paternales. Te pedimos que Benedetta nos ayude a aceptar la realidad misteriosa de la cruz, y a comprender que el dolor es gracia y tu voluntad, alegria. Concede a tu Iglesia, Padre, tan rica en la variedad de sus santos, poder venerar un día a Benedetta entre los testigos ejemplares de la presencia amorosa y la acción santificadora de tu Espíritu. Amen.