Padre Manuel Martínez Cano. mCR
El hombre mundano solo conoce con los cinco sentidos. Saborea el pescado y el chuletón; le encantan los ruidos y la hediondez, etc. No entiende nada espiritual. La ascética y la mística son cuentos panochos. Inventados por quienes están tocados del coco, y no saben nada de la buena vida, del bienestar.
También los hay sesudos, con media docena de carreras universitarias, que afirman categóricamente: ¡No hay vida sobrenatural! Todos esos fenómenos son paranormales, o enfermedades psíquicas, que se pueden curar. Y pin, pan, pun, dogmatizan diarréticamente.
La razón natural que Dios ha concedido al hombre y la mujer, conoce la verdad natural y la sobrenatural. Las verdades reveladas, las conoce guiada y elevada por la fe. La razón ayudada por la fe, interpreta y ordena los datos que recoge de la Sagrada Escritura, la Tradición divina y las experiencias místicas de los santos en una síntesis armónica, que es una verdadera ciencia.
Ascética y mística es una ciencia viva, experimentada, por muchos santos y santas, incluso niños. Mucho se ha escrito sobre la perfección cristiana, que conviene leer y estudiar detenidamente. A mi entender, es necesario leer vidas de santos y sus escritos. Ellos nos enseñan a practicar las virtudes y a superar los obstáculos para vivir santamente.
El buen director de almas, tiene que aplicar los principios generales de la vida sobrenatural a cada alma particular. Busquemos cada uno a nuestro director espiritual y, con su ayuda, y bajo la protección de María Santísima, avancemos por la vida sobrenatural, hasta llegar a la eterna bienaventuranza del Cielo.