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Montserrat

Fiesta de la Misericordia

“Pregunté a Jesús si estaba bien la inscripción: «Cristo, Rey de Misericordia». Jesús me contestó: Soy Rey de Misericordia, y no dijo «Cristo». Deseo que esta imagen sea expuesta en público el primer domingo después de Pascua de Resurrección. Ese domingo es la Fiesta de la Misericordia. A través del Verbo Encarnado doy a conocer el abismo de Mi misericordia.” Santa Faustina Kowalska, Diario de Santa Faustina Kowalska, nº 88.

Gozo

“Queridos hijos e hijas de Puerto Rico: el Obispo de Roma y Sucesor de Pedro profesa hoy junto a vosotros la fe que expresan las palabras del Apóstol San Pablo, tomadas de la Carta a los Gálatas: Dios envió a su Hijo nacido de mujer. Apoyándome en la verdad salvadora contenida en esas palabras, saludo cordialmente y doy la bienvenida a toda la comunidad del Pueblo de Dios que vive en Puerto Rico, así como a todos los miembros de la sociedad de esta isla de «Borinquen bella», a la que Colón dio el nombre de San Juan Bautista. ¡Qué gozo produce en mi ánimo constatar que en esta tierra rodeada por el océano Atlántico; sus gentes han acogido a Cristo, dan testimonio de Él y le proclaman como el Hijo de Dios y Salvador, como la Cabeza de la Iglesia y el objeto de su fe!” San Juan Pablo II, Ante el V centenario de la evangelización de América, p. 45.

Prudencia, no temor

“Sólo podemos, pues, comprenderlos si no los separamos». La Iglesia -todas las iglesias cristianas, aunque la legítima sea la originaria, la católica- no es política, pero tiene velis nolis implicaciones políticas por el mero hecho de existir, a las que no puede renunciar: predicar la Verdad y la Justicia es la parte de su missio, misión que le disputa el Estado. Las intervenciones eclesiásticas tienen ciertamente, que estar guiadas por la prudencia, se sobreentiende que la auténtica prudencia, inconfundible con la comodidad o el temor. La Iglesia dispone siempre de la espada de la palabra además de la espada de la oración. Y en muchas ocasiones, cuando los púlpitos callan o disimulan, «quien calla otorga”.” Dalmacio Negro Pavón, Revista Razón Española, nº 192, julio-agosto 2015, p. 21.

Sufragio universal

“Son las naciones cuerpos morales que viven secularmente, que persisten al través de muchas generaciones, que cambian y se suceden como se renuevan incesantemente en el cuerpo humano las moléculas en el torbellino vital de la circulación, mientras permanece inalterable el espíritu que las informa. Pero las almas nacionales con muy diferentes de las individuales; no pueden existir separadas del organismo que animan; porque son una resultante y no un principio sustancial, y por eso, las constituye la comunidad de creencias y de sentimientos, de costumbres, de instituciones y de aspiraciones fundamentales, perpetuadas y transmitidas por la tradición, sufragio universal de los siglos, contra el que nada vale el sufragio particular de un día sublevado contra una historia sin la cual no existiría.” Juan Vázquez de Mella, El Verbo de la Tradición, p. 54.

Monocracia y monarquía

“Este lazo entre gobierno divino y paternidad, que atraviesa el Evangelio, forma parte directamente del tesoro político cristiano: es lo que permite comprender verdaderamente la diferencia entre monocracia y monarquía, que el positivismo identifica de hecho. El monarca cristiano aparece siempre como el padre de sus súbditos, y si no se comporta de esa manera es un tirano que deshonra el nombre de cristiano, y en el mejor de los casos, un autócrata que manda a un pueblo servil.” Bernard Dumont, Revista Verbo, nº 535-536, mayo-junio-julio 2015, p. 414.

Un aspecto de la inmigración

“Es el caso de la inmigración, sin el cual sería difícil entender el verdadero rostro de la ideología mundialista. Desde hace años la defensa a ultranza de este fenómeno, que destaca por su virulencia y masificación, ha conseguido sin embargo concitar el apoyo unánime de todos los gobiernos de todas las naciones. La pregunta es la de siempre: ¿casualidad o causalidad? Humanamente, no podemos ignorar el drama que arrastran tras de sí quienes acuden a los países desarrollados atraídos por la esperanza de mejorar su proyecto vital. Pero tampoco parece posible omitir el hecho de que la llegada masiva de inmigrantes, resulta especialmente provechosa para las elites económicas que no dejan de alimentar su venida, toda vez que cuanto mayor es la inmigración, mayor deviene la presión a la baja de los salarios. Es hoy lugar común que el inmigrante nutre de plano de obra a sectores poco atractivos que no interesan a los trabajadores nacionales, pero lo cierto es que la causa no reside tanto en la falta de atractivo, como en el bajo nivel salarial que ofrecen.” Óscar Rivas, Revista Razón Española, nº 193, septiembre-octubre 2015, p. 213.

El liberalismo es uno

“El Liberalismo como sistema de doctrina puede apellidarse escuela; como organización de adeptos para difundirlas y propagarlas, secta; como agrupación de hombres dedicados a hacerlas prevalecer en la esfera del derecho público, partido. Pero, ya se considere al Liberalismo como escuela, como secta, ya como partido, ofrece dentro de su unidad lógica y específica varios grados o matices que con viene al teólogo cristiano estudiar y exponer. Ante todo conviene hacer notar que el Liberalismo es uno, es decir, constituye un organismo de errores perfecta y lógicamente encadenados, motivo por el cual se le llama sistema. En efecto, partiendo en él del principio fundamental de que el hombre y la sociedad son perfectamente autónomos o libres con absoluta independencia de todo otro criterio natural o sobrenatural que no sea de suyo propio, síguese por una perfecta ilación de consecuencias todo lo que en nombre de él proclama la demagogia más avanzada.” Félix Sarda y Salvany, El Liberalismo es pecado, pp. 13 y 14.