Obra Cultural
En los sinópticos
El texto más claro para demostrar que el Espíritu Santo es una persona distinta del Padre y del Hijo es la fórmula bautismal de Mateo 28, 19. Y teniendo en cuenta todo el contexto, resultan también bastante explícitos los textos en que se nos relatan las teofanías en el bautismo de Jesús (Mateo 3,16-17; Marcos 1,10; Lucas 3, 22); junto al Padre y al Hijo amado o Unigénito, aparece el Espíritu Santo bajo la forma de paloma.
Los textos que nos hablan de la blasfemia contra el Espíritu Santo, que no será perdonada ni en este ni en el otro mundo (Mateo 12,31; Lucas 12,10), parecen referirse más bien al espíritu en cuanto virtud divina. Así los interpreta San Jerónimo y la mayor parte de los exegetas, por la fidelidad al contexto. Los judíos atribuían a Belcebú las obras milagrosas de Cristo, en vez de atribuirlas al poder divino. Por eso pecan contra la omnipotencia divina. Que no se las atribuyan al Hijo del hombre, que aparece ante sus ojos como un humilde Siervo, puede perdonarse. Pero atribuir contumaces al diablo las obras exclusivamente divinas, eso no se les perdonará nunca, porque implica Sigue leyendo
Hemos caminado juntos en momentos mucho más críticos que los actuales y los hemos superado siempre con voluntad integradora, con confianza y, sobre todo, con esa fe y amor a la Patria que nos hacía olvidarnos de todo para mantener a toda costa la unidad. Unidad que significa sentir la convicción de que nada trascendente nos separa, unidad en el propio convencimiento de que todo lo que es importante en la vida de un español o en la Historia de nuestro pueblo nos es vitalmente común. Una misma fe en los destinos de una Patria unida en la riqueza de su diversidad regional, en el afán de perfeccionamiento, sin necesidad de ayudas que no hemos pedido ni vamos a aceptar, de nuestro desarrollo político y en el afán de un desarrollo económico, cultural y, sobre todo, social, que asegure el bienestar de los españoles y afirme su decisión de superar cualquier tipo de tensión que atente contra su propia convivencia.

Como hemos expuesto hasta aquí, el concepto de Hispanidad podía haber tomado muchos derroteros. Hoy, por suerte, sólo se puede tomar el emprendido por Ramiro de Maeztu. Los seguidores de Unamuno y similares, se han apoderado -y atrincherado en el concepto de Latinoamérica que ya de por sí es una devaluación conceptual.
* Cristo murió por nosotros. Nosotros, para estar con Cristo eternamente, combatamos los nobles combates de la fe hasta la muerte.