Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios». Jesús lo increpó: «Cállate y sal de él».
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen». Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

Padre Cano, m.C.R.

* La Ley natural es la participación de la Ley eterna en la criatura racional.

* El modo superior de participación en la Ley eterna es propio de la persona humana. Esta Ley natural, grabada por Dios en el corazón de la persona humana, obliga a todas las personas de todos los tiempos.

* Cuando la persona humana alcanza el uso de razón, empieza a conocer los primeros principios de la Ley natural («haz el bien, evita el mal» »No hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti»), como algo que tiene obligación de cumplir: es la Ley natural subjetivamente considerada.

* Los principios secundarios de la Ley natural son los Mandamientos de la Ley de Dios. En algunas personas puede darse ignorancia inculpable de estos principios secundarios durante algún tiempo, pero no durante toda una vida normal.

* La Ley natural tiene unas propiedades que la distinguen claramente de otras leyes. Las principales son tres: universalidad, inmutabilidad e indispensabilidad.

* Universalidad: La Ley natural es universal, obliga a todos los hombres del mundo, sin ninguna excepción, incluso a los niños. La razón es muy simple: la naturaleza humana es esencialmente la misma en todos los hombres. Las variaciones éticas, regionales, etc. son sólo accidentales.