Meditaciones del Padre Giovanni Salerno, msp
14ª Estación: Jesús es puesto en el sepulcro
V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
V/. Te adoramos, Cristo Señor, y te bendecimos.
R/. Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según Mateo (27, 59-61)
José (de Arimatea) tomó el cuerpo (de Jesús), lo envolvió en una sábana limpia y lo puso en su sepulcro nuevo que había hecho excavar en la roca; luego, hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se fue. Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro.
En la alta Cordillera andina la pobre gente indígena es enterrada sin ataúd: adultos y niños son sepultados simplemente envueltos en sus harapos. Muchas veces he dado a unos padres de familia una caja vacía de medicinas para que con ella pudieran enterrar más decentemente a sus hijitos.
Pero en el último día veremos a estos pobres resucitados de manera gloriosa como Lázaro, porque estos hermanos nuestros, además de haber recibido de nosotros los misioneros los Sacramentos, han sido purificados por aquello que me atrevería a llamar el «sacramento del sufrimiento», que los lleva purificados ante el trono de Dios, al lado del cual nos juzgarán y nos harán salir aterrorizados de nuestros bien adornados sepulcros. ¿Y tú, en aquel día, estarás en el Cielo junto con Lázaro o en el lugar de las penas junto con el rico Epulón?
Padre nuestro…
Christe, cum sit hinc exire,
da per Matrem me venire
ad palmam victoriae.
Quando corpus morietur
fac ut animae donetur
Paradisi gloria. Amen.
Cristo, cuando tenga que salir de aquí,
haz que, por tu Madre, yo llegue
a la palma de la victoria.
Cuando el cuerpo muera,
haz que a mi alma se le dé
la gloria del Paraíso. Amén.
Santa Madre, yo te ruego:
¡graba aquí en mi corazón
las heridas del Señor!
O también:
V/. Señor, pequé: ten misericordia de mí.
R/. Pecamos, y nos pesa: ten misericordia de nosotros.