180px-Retrato_Oficial_de_Francisco_FrancoFranco y la Iglesia Católica
José Guerra Campos
Obispo de Cuenca
Separata de la obra “El legado de Franco”

  1. La Iglesia y Franco ante la reconstrucción

Terminada la guerra, la Iglesia española experimentó un sentimiento vivo de liberación y responsabilidad. Libertad fundamental de vivir, que hizo posible la continuidad de la predicación y del culto, interrumpidos en media España a sangre y fuego. Libertad de acción.

Hay una lógica convergencia inicial. Franco entrega simbólicamente su espada a Dios y a la Iglesia por manos dél Cardenal Gomá. Se afrontaba la empresa de la reconstrucción, con dos vectores: a) Ordenación -según el orden moral– de la convivencia, la producción y distribución de bienes, la educación, la participación de los ciudadanos; b) Búsqueda de una integración de los españoles, que pudiera recoger las aspiraciones positivas (acaso parciales y desorientadas, pero a veces servidas con entrega heroica) de los que se enfrentaron en la tremenda lucha, y que impidiese el retorno a las sacudidas trágicas.

En relación con los gobernantes, el Episcopado había declarado en 1937: «No nos hemos atado con nadie, aun cuando agradezcamos el amparo de quienes han podido librarnos del enemigo que quiso perdernos; y estamos dispuestos a colaborar con quienes se esfuercen en reinstaurar, en España, un régimen de paz y de justicia». El Episcopado veía bien la orientación básica del Movimiento Nacional, pero no se hacía solidario de conductas, tendencias o intenciones que pudiesen desnaturalizarlo en el futuro, y rechazaba la posible tentación estatista o totalitaria. Igual que Pío XII, hallaba una garantía de esperanza en la conformidad de la acción de Franco y sus colaboradores con la enseñanza de la Iglesia. Aunque esta confianza en el futuro no velaba la previsión realista de las dificultades, tanto en la reconstrucción religiosa como en la tarea de pacificación y en la iluminación de los engañados por la propaganda.

Franco, tras la liberación, proseguirá en la inspiración cristiana del Estado y en la ayuda benévola a la misión de la Iglesia.