Horario
22 h.: Concentración ante la catedral de Barcelona
22:30 h.: Llegada de la Imagen de Ntra. Sra. de Fátima y Procesión con antorchas hacia la Basílica de Ntra. Sra. de la Merced
23:15 h.: Predicación y Santa Misa del Domingo

07 martes May 2019
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07 martes May 2019
Posted in Artículos - Contracorriente
Y hablando a mujeres españolas hay que decirles que tampoco debe cambiar lo que es característico de la mujer española, lo que es racial en ella. Una de las actuales eminencias en la medicina española ha escrito: «Las características básicas de la mujer española deberían estar inconmovibles, eternas, como los dogmas religiosos o la verdad científica. El progreso y los avances deben añadirla algunos caracteres que son adjetivos, pero sin modificar sus esencias radicales…» (Doctor Jiménez Díaz).
Y otra figura eminente en el mismo ramo de la medicina respondiendo a la misma pregunta ¿cómo concibe Vd. la personalidad de la mujer frente al mundo moderno? – dijo: «Si la pedagogía moderna pudiera hacer frente a la evolución humana, en un sentido radical yo haría lo posible porque la mujer española conservara su limpio sentido, un tanto arcaico de la vida, su responsabilidad del deber maternal y conyugal y su espíritu religioso, gracia al cual en España no ha habido grandes heterodoxos. Es seguro que si ellas hubieran mandado, tampoco hubiera habido nunca guerras religiosas y civiles, que son siempre fruto del varón» (D. Gregorio Marañón).
En cierta revista de España se ha hecho recientemente una encuesta acerca de este punto. Se pidió el parecer de personas prestigiosas de ambos sexos; y coincidieron todos en afirmar que las virtudes típicamente españolas en la mujer son precisamente las más femeninas: es decir que la mujer española es más mujer que todas las demás. Gran alabanza para ella. De aquí nace el horror que siente a disimular su sexo. Que sea reacia, más que las mujeres de otros países, para apropiarse las costumbres masculinas; por eso, es la que más resiste a la corriente moderna, muy impetuosa.
El ser más mujer, le da atractivo y encanto especial para con el hombre, que busca en la mujer lo femenino. La mujer tiene virtudes y defectos característicos; y si la española es muy mujer, se deduce que tendrá acentuado lo uno y lo otro. Lo específico de la mujer es la maternidad. La maternidad en su triple aspecto de esposa, madre y ama de casa, es ideal característico de la mujer. El puesto de la madre es el hogar, por eso la mujer española ha sido siempre hogareña. Hermosa cualidad que debe permanecer inmutable.
La corriente moderna tiende a sacar a la mujer fuera del hogar. Unas veces es el trabajo, otras, las más, el afán de diversión. Y eso constituye un peligro.
La promiscuidad de matrimonios jóvenes, con las libertades de acción que se otorgan mutuamente los esposos, resquebrajan la fidelidad conyugal.
El desenfreno en la diversión llega a considerar como un estorbo la maternidad fecunda.
Son estos, golpes demasiado fuertes a lo específico de la mujer, y a lo más bello y característico de la mujer española: el aprecio a la maternidad.
07 martes May 2019
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D. José Guerra Campos
El octavo día
Editorial Nacional, Torrelara, Madrid, 1973
Pero conviene insistir en ello: la Iglesia es madre y santa porque .nos da a Cristo. Los instrumentos humanos de la Iglesia -todos sus miembros- tenemos que ser radicalmente humildes. No somos la luz: damos testimonio de la luz; intentamos reflejarla, a pesar de nuestras manchas (6).
¡Cuánta actualidad tiene esta verdad evangélica en nuestros días! Hoy se habla mucho de la Iglesia. De la Iglesia proviene, a través de los medios de comunicación mucho ruido, mucho espectáculo. Y es para preguntarse: este ruido, este espectáculo visible, ¿remite a Cristo presente en el mundo o es pura exhibición de los miembros de la Iglesia?
Lo propio de los hijos de la Iglesia es defender a Cristo presentar a los hombres su mensaje salvador. ¿No estaremos ahora muchos en peligro de Sigue leyendo
07 martes May 2019
Posted in Artículos - Contracorriente
Francisco Canals
La Cataluña del siglo XVII debería, al parecer, estar muy presente en la memoria histórica del pueblo catalán. A ella se refieren símbolos como Els segadors, que evoca el alzamiento de 1640, el 11 de septiembre, recuerdo del fin heroico de la guerra antiborbónica de 1705-1714, y también el Cant dels aucells, que sugiere con su melodía el canto con que los barceloneses celebraban la llegada de su rey, el pretendiente austríaco, y expresaban su deseo de ver fuera de España a los franceses.
Pero Els segadors se canta dejando en el olvido la letra del canto popular de entonces. El Cant dels aucells es para casi todos una melodía sin letra como no sea la del villancico navideño. En cuanto al 11 de septiembre de 1714 y a sus hombres, primero románticamente mitificados, quedaron después silenciados y ocultos.
Algo misterioso habrá en aquella combativa Cataluña, para que el mismo Prat de la Riba, en tiempos de entusiasmo y euforia, aconsejase honrar, pero no imitar “a los hombres que presidieron la decadencia de Cataluña”. El historiador Vicens Vives, para quien el catalanismo ha sido el reencuentro con Europa después de cuatro siglos de ausencia, interpretó la Nueva Planta como la supresión de un anquilosado sistema de fueros y privilegios, con lo que los catalanes, liberados de las trabas de un mecanismo legislativo inactual, se vieron obligados a mirar hacia el porvenir. Parece que desde esta perspectiva habría que conmemorar el 11 de septiembre, pero como un homenaje a los ejércitos vencedores.
Creo que habría que volver siempre la atención a aquella Cataluña del siglo XVII, momentáneamente derrotada en 1714. Recientemente ha sonado el nombre de Narciso Feliu de la Peña, que en 1683 en el Fénix de Cataluña, dedicado al rey Carlos II, exponía un proyecto de fomento de la industria y el comercio en el Principado. En 1709 publicó también en Barcelona los tres tomos de sus Anales de Cataluña, destruida por mano del verdugo después de la victoria de Felipe V.
Los tres tomos de los Anales están dedicados respectivamente “a Jesús Nuestro Señor crucificado”, “al rey nuestro señor” -el archiduque Carlos, naturalmente, nombrado como Carlos III- y a la Patria, esto es, a Cataluña. En sus páginas hallamos narrado como el más importante acontecimiento de 1683 la publicación del Jubileo promulgado por el Papa Inocencio XI “para suplicar al Señor defendiese a su pueblo afligido de sus enemigos en el asedio de Viena”; “Dios Señor de los ejércitos dio la victoria a los suyos el día 12 de septiembre”, es la célebre victoria del rey polaco Sobieski, y el historiador refiere en seguida las procesiones, y luminarias con que durante tres días celebró Barcelona la liberación de Viena del asalto otomano.
Algunos años después, un grupo de catalanes, “la mayor parte gente humilde, siendo de diferentes oficios mecánicos, pero generosos en la intención y fervorosos en los intereses de nuestra sagrada religión”, luchaban por la reconquista de Budapest en 1686, “sacrificando los más gloriosamente su vida en defensa y testimonio de la constancia de la fe catalana”. El historiador incluye la lista de los catalanes que sirvieron al emperador Leopoldo en aquellos años en Hungría, y añade otros catálogos referentes a las guerras de los tiempos del emperador Carlos, en 1531, y de los que habían combatido también en Hungría en los tiempos del rey Fernando.
La lectura de Feliu de la Peña nos pone en contacto con una Cataluña que vive en las concepciones de la cristiandad, y de la que puede decirse que está alejada de las ideas de la política europea secularizada y regida por el sistema de equilibrio de poder. Luis XIV en efecto prestó su apoyo al imperio otomano en aquella guerra, predicada como “cruzada” por “el santo Pontífice Inocencio XI”.
07 martes May 2019
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Padre Cano, m.C.R.
* Dios no nos pide algo sin antes darnos la gracia que necesitamos para cumplirlo fielmente.
* Leí hace mucho tiempo que los hebreos de Judea despreciaban a los hebreos de Galilea. No sé nada más.
* «El riesgo máximo de nuestra mente es dar por cierto o por bueno lo que deseamos». (Gonzalo Fernández de la Mora).
* En tiempo de Pascua debemos estar siempre alegres. Y el resto del año litúrgico también. Jesús y María quieren vernos siempre alegres.
* Las personas que centran su vida en el dinero, podrán tener millones de euros. Pero no la felicidad. La felicidad está en un corazón puro.
* «El advenimiento del constitucionalismo supuso, la abolición del modo histórico y tradicional de constituirse una comunidad o república política, como había sucedido en Europa desde los siglos VI y VII» (Miguel Ayuso).
* El P. Hugo Valdemar, canónigo penitenciario de la Archidiócesis Primada de México, aseguró que de España, a través de los misioneros y evangelizadores, hemos recibido «lo más grande que tenemos los mexicanos, la fe verdadera».