
Os felicito, glorioso San José, y doy infinitas gracias a Dios porque os concedió el favor de guardar de la persecución de Herodes, para beneficio del mundo, a Jesucristo, verdadero Pan de vida: por esta vuestra felicidad os suplico, que me abonéis la de recibirle dignamente con frecuencia, y particularmente, antes de morir, por viático y prenda de la vida eterna. Así sea, Jesús, María y José.