JEAN DUMONT, Historiador francés
ISABEL LA CATÓLICA, LA GRAN CRISTIANA OLVIDADA
LA EVANGELIZACIÓN DE AMÉRICA (XIV)
La Virgen
Todo esto recibió enseguida, desde 1531, su ratificación de lo Alto, con la aparición de la Virgen al pobre indio Juan Diego, en Guadalupe (Méjico). Una aparición cuyo relato puramente indio, escrito en lengua azteca, el náhuatl, y en caracteres latinos por un indio, el Nican Mopohua, se remonta a los años 1540. Y no es sólo un gran testimonio indio cristiano, sino también el primer texto literario azteca que jamás haya sido escrito (hasta entonces los aztecas desconocían la escritura), como señala el académico español Luca de Tena. En cuanto a la imagen que la Virgen dejó pintada en la capa de Juan Diego, el Papa Benedicto XIV destacará, según el salmo, “Dios no ha hecho nada parecido para ninguna otra nación”. Y al igual que fue “culturalmente india” la aparición de Guadalupe, según la expresión del historiador mejicano Miguel León Portilla, en Perú fueron culturalmente indios, sin ninguna intervención europea, los grandes santuarios de peregrinaciones de Copacabana y de Cocharcas. En el primero, la Virgen fue esculpida en 1582 por el indio del lugar Tito Yupanqui, descendiente de los emperadores incas. En el segundo, una copia de la misma Virgen india fue erigida por uno de los afortunados objetos de un milagro suyo, el indio lisiado Quimichi, que mendigó durante largos años para reunir el precio de la imagen y para sufragar los gastos de la construcción del santuario.