Publicado por manuelmartinezcano | Filed under Oraciones
ORACIÓN A SAN JOSÉ
12 miércoles Ene 2022
12 miércoles Ene 2022
12 miércoles Ene 2022
Posted in El nacimiento de la España moderna

Pero si el freudismo, considerado suicidamente como “una gran lección” por una cierta parte de la Iglesia que se dice abusivamente conciliar (por ejemplo, en la “enciclopedia católica” francesa Théo), no cesa de desarrollar en el seno del catolicismo su influencia de “denuncia” y de “liberación” (a la lascasiana), el hundimiento del comunismo en los países del Este ha dado un duro golpe al marxismo de Iglesia. Desde entonces, y gracias al quinto centenario del descubrimiento de América, es la ideología lascasiana la que reaparece en primer término. Por todas partes en América del Sur y Central las llamadas a una “celebración penitencial” del quinto centenario (para pedir perdón) han aportado de nuevo algún trigo ideológico para «moler a los agitadores y militantes frustrados por el reflujo comunista. Agitadores y militantes cuyos inspiradores, teólogos liberacionistas, han sido todos formados y dados a conocer en Europa, Gutiérrez en. Lyon. y Lovaina, Comblin en Bélgica, Dussel en París y Mayence. Sin omitir Salamanca y otras ciudades españolas, donde han tenido el apoyo que se sabe.
En esta ideología neolascaiana se manifiesta así, de nuevo, una construcción, una picazón, un complejo esencialmente europeo. Como lo señala monseñor Amigo, arzobispo de Sevilla y presidente de la Comisión Episcopal Española para el quinto centenario de la evangelización de América: “La actitud vergonzosa respecto a este quinto centenario es más frecuente entre los obispos de España que entre los latinoamericanos. Es como una mala conciencia del pasado” Fundada siempre, por tanto, no sobre los hechos constatables en América, sino sobre la matraca ideológica y psicoanalítica lascasiana reinante en Europa, sin sufrir ahí el menor obstáculo de parte de la realidad.
12 miércoles Ene 2022
Posted in Miguicas

* La Ley natural es inmutable; nadie puede cambiar nada de la Ley natural. No puede cambiar con los tiempos, ni con las condiciones históricas o culturales, porque la naturaleza humana no cambia con el paso de los años, siempre es la misma.
* La Ley natural obliga siempre, no admite dispensa. Ningún legislador humano puede dispensar de la Ley natural, porque es una participación de la Ley eterna que está enraizada en la misma naturaleza de las cosas, tal como las conoce el entendimiento divino, en el que no cabe error ni contradicción.
* Cuando una ley civil contradice a la Ley natural, en realidad es sólo apariencia de ley y no hay obligación de cumplirla, sino más bien de rechazarla y oponerse a ella (leyes del aborto, divorcio, etc.).
* La Ley divino-positiva procede de la libre e inmediata determinación de Dios, comunicada al hombre por medio de la Revelación divina.
* En la revelación de la Ley divino-positiva se distinguen dos etapas principales: la Antigua y la Nueva Ley.
* La Ley Antigua abarca dos períodos: la época primitiva y la época mosaica. La época primitiva se extiende desde la creación del hombre hasta la promulgación de los Mandamientos de la Ley de Dios. Contenía preceptos como la circuncisión (Gen. 17, 10), unidad e indisolubilidad del matrimonio (Gen. 2, 24), etc.
* Karl Vossler, Rector de la Universidad de Munich: España, el pais al que se ha querido negar todo Renacimiento, demuestra en su fe, en su poesía popular, en todas las artes y ciencias, lo mismo que en sus costunbres, una tradición tan fuerte y tan persistente, en continua renovación, como en ninguna otra nación en Europa
11 martes Ene 2022
Posted in Imagén - Contracorriente
11 martes Ene 2022
Posted in Guerra Campos
P.: Entonces, ¿se llega a la conclusión, sin ningún género de dudas, de que la defensa del orden público equivale a la defensa de la libertad de los demás?
R.: Si la defensa se hace justamente -hay que reconocer que es difícil. lograr un equilibrio perfecto entre la exigencia de la autonomía individual y esta exigencia de los derechos de los demás, mas prescindamos ahora de los posibles fallos en la aplicación práctica-, creo que ésa es exactamente la posición de lo que se llaman «límites» de la libertad: son sencillamente la defensa de la libertad de los demás.
P.: Al amparo de esa libertad, entonces, ¿los niños tienen derecho de ser adoctrinados, como se decía en la Edad Media, en las escuelas de sus respectivas religiones?
R.: Evidente. El niño tiene ese derecho, o quizá lo tengan los padres, a quienes los niños están confiados. Yo añadiría algún derecho más (que también podría servir de ejemplo, para no quedarnos solamente con los ejemplos de medicina, torpemente indicados). Por ejemplo: todos los hombres tienen derecho de que, al comunicarles otros hombres sus convicciones, no les engañen, no usen métodos seductores, que son los que constituyen la mala propaganda. Otro ejemplo: todos los hombres tienen derecho a que la verdad ya conocida y promulgada, aunque sea negada por muchos hombres, les sea propuesta. La proposición de la verdad no es coacción; es un servicio que se hace a los hombres. Por tanto, si en algún país, por las circunstancias que fueren, el hecho maravilloso y gozoso de que el Padre se ha manifestado en Cristo Jesús no se propone suficientemente a los hombres, no sólo se está faltando a un mandato del Señor; se está faltando a un derecho de los hombres. Tercer ejemplo: Los padres -y así enlazo con lo que usted acaba de indicarme tan oportunamente- tienen derecho de educar a sus hijos religiosamente según su estimación, sin coacción exterior (a no ser en casos de manifiesta desidia, de abandono total, de prepotencia y abuso intolerables). Y, por último –sin agotar la lista de posibles ejemplos-, creo que habría que consignar un derecho que tienen los niños y los adolescentes, y que el Concilio proclama en un documento importante: no sólo el derecho de no ser engañados o de que se les proponga la verdad, sino el derecho de ser estimulados. El niño necesita estímulo e impulso, que no es coacción, para que pueda captar y asimilar los valores religiosos y los valores morales. Por tanto, un Estado neutro o descuidado que, aun respetando al máximo la libertad de cada adulto, no proporcionase condiciones favorables para que los niños y, en general, las personas que lo necesiten se sientan estimuladas a buscar o a asimilar la verdad que se les propone, estaría incumpliendo una parte decisiva, importantísima, de lo que llamamos bien común, que es su tarea.