La Virgen de los Milagros o Santa María de la Rábida es una imagen religiosa católica que se venera en el Monasterio de La Rábida de la ciudad de Palos de la Frontera (Huelva, España).
Se trata de una imagen de estilo gótico, del siglo XIII aproximadamente, realizada en alabastro. Fue testigo de excepción de los históricos acontecimientos del descubrimiento y evangelización de América. Ante ella oraron Colón, los Pinzón y los hombres que participaron tanto en la primera expedición colombina como en aquellas posteriores que partieron hacia América desde esta zona. Asimismo, en sus visitas al monasterio franciscano, se postraron ante ella, entre otros, Hernán Cortés, Gonzalo de Sandoval (que falleció en el monasterio y fue enterrado en el mismo) o Francisco Pizarro.
Aunque está datada hacia finales de la decimotercera centuria o comienzos de la decimocuarta, la tradición popular y las leyendas, incluidas la mayoría de ellas en un antiguo códice de 1714 de Fray Felipe de Santiago, le han atribuido un origen apostólico y unos avatares fabulosos, como su aparición en el mar después de finalizada la invasión musulmana entre las redes de unos pescadores de Huelva.
Dicha imagen es patrona tanto del monasterio como de la ciudad de Palos de la Frontera, en la cual se celebran en su honor durante el mes de agosto diversos actos religiosos y civiles, que culminan con la típica romería andaluza celebrada en el entorno del paraje de la Rábida el último fin de semana de dicho mes.
Por los diversos avatares sufridos por esta imagen ha tenido que ser reparada y restaurada en diversas ocasiones, si bien la talla conserva en gran medida su factura original.
El 14 de junio de 1993 fue coronada por el Papa San Juan Pablo II, quien la nombró “Madre de España y América”.
Origen apostólico:
Según la leyenda, la imagen habría sido esculpida en los comienzos del cristianismo por San Lucas y habría sido traída hasta el puerto de Palos en el año 333 por un marinero libio, Constantino Daniel. La escultura habría sido un regalo del obispo de Jerusalén San Macario como obsequio piadoso por haber dedicado la parroquia de Palos al mártir San Jorge, santo patrono muy extendido en Oriente.
Así lo relata el códice:
Se comenzó a fundar la parroquial de Palos, por los años de 270 y se acabó por los años de 331… se consagró al glorioso mártir San Jorge por instancias de Constantino y haciéndoles promesa, que se empeñaría con el Obispo, de que le diera una imagen de Nuestra Señora … se dio a la vela Constantino para la santa ciudad de Jerusalén … y visitó al santo Obispo y le hizo la súplica … y diole cuenta del santo patrono y de la Iglesia. El santo se alegró y dio las gracias por su buen celo, y le dijo que concedía su petición. Y que se lo pediría a Dios, a ver si convenía dar la imagen que tenía en el Monte Sion, como era hechura del señor San Lucas. … Al tercer día llamó a Constantino y le dijo el santo que aquella era la que había de traer … Tuvo Daniel la imagen guardada desde el año 331 con mucha decencia y la dicha campana hasta que hizo otra vez viaje a la dicha ciudad de Palos. … se movió todo el pueblo y vinieron al embarcadero, a ver la novedad de tanta alegría … Y Constantino dio por escrito la entrega que San Macario le había hecho de la Santísima Imagen y de la campana … Se colocó en el altar mayor, que antes había sido de Proserpina. y la votaron Patrona juntamente con el glorioso mártir San Jorge.
SANTIAGO, Fr. Felipe de, «Códice», 1714.