


Nuestra Señora del Rosario de Andacollo es la única denominación netamente chilena entre las muchas con que Chile honra a la Virgen María. La leyenda se remonta a los años de la conquista de Chile, y los datos históricos que acontecen durante este período se inician con la fundación de la ciudad de La Serena por Juan Bohón. La historia narra que en 1549 esta segunda ciudad de Chile fue incendiada por una rebelión de los nativos de Copiapó (ese mismo año es nuevamente levantada la ciudad por el conquistador Pedro de Valdivia).
De ese acontecimiento nace la leyenda de la imagen de la Virgen de Andacollo. Se cuenta que luego de la destrucción de la ciudad, los españoles huyen al sur buscando refugio. Suben la montaña y se encuentran con un pequeño asentamiento indígena de origen Molle, con influencia incaica. Fue grande su asombro al ver las quebradas llenas de oro de lavadero, de modo que deciden ocultar allí la pequeña imagen y siguen su rumbo al sur. Y es así como un indio de la zona llamado Collo, encuentra la imagen de la Virgen. Según la leyenda, el indio habría escuchado una voz celestial que le decía: “Anda, Collo, invita a tu pueblo a conocerme y a conocer el verdadero Dios”.
El indio tomó la imagen y la llevó a su casa para rendirle culto asociándola a la Pachamama (Madre Tierra), desde entonces los lugareños comenzaron a ofrecerle sus danzas muy similares a las de los indígenas de Perú y Bolivia.
La primera imagen de la Virgen que se menciona en los relatos anteriores, la cual fue encontrada por el indígena, no es la que se venera actualmente en Andacollo. Se cuenta que la verdadera imagen desapareció misteriosamente. Debido a que la capilla se encontraba sin imagen, perdió su advocación a la Virgen del Rosario y pasó a llamarse Parroquia de San Miguel.
Para recuperar su título, el párroco de ese entonces; Bernardino Álvarez del Tobar, inició una colecta entre los vecinos de Andacollo, reuniendo la suma de 24 pesos, y encargaron una imagen de la Virgen a Lima, Perú. Esta imagen llegó a comienzos de 1676, y después de conseguir la actualidad eclesiástica para que el Arcángel San Miguel abandonara su puesto en honor a la Virgen del Rosario, la imagen fue bendecida el primer domingo de octubre de 1676.
No existe constancia de los favores concedidos a través de la primera imagen, todos los milagros, algunos canónicamente aprobados son gracias a la intercesión de la Virgen María por medio de la actual imagen.