
El Consiliario
* La fe es un don gratuito que Dios hace al hombre. Este don inestimable podemos perderlo. Ya San Pablo advertía a Timoteo: “Combate el buen combate conservando la fe y la conciencia recta; algunos por haberlas rechazado, naufragaron en la fe” (1ª Tim. 1, 18-19).
* La fe es absolutamente necesaria para salvarse. El Señor Jesús lo manifestó con estas firmísimas palabras: “El que crea y sea bautizado, se salvará, el que no crea se condenará” (Mc. 16, 16).
* “La fe es el comienzo de la salvación del hombre, el fundamento y raíz de toda justificación, sin la cual es imposible agradar a Dios” (Concilio de Trento; D. 801).
* La fe sola no salva al creyente. Es necesario que a la fe acompañen la gracia santificante y las buenas obras. Se necesita la fe viva, “la fe que actúa por la caridad” (Gal. 5, 6).
* El malvado escucha en su interior un oráculo del pecado: “No tengo miedo a Dios, ni en su presencia”. Porque se hace la ilusión de que su culpa no será descubierta y aborrecida” (Salmo 35).
* “La mujer que comete el crimen del aborto es terriblemente culpable. Pesará sobre su conciencia toda la vida, amargará su alna hasta la muerte” (Terzo)
* El Concilio ecuménico Vaticano II es el concilio que más ha hablado de la Virgen María. En el Concilio Vaticano II se proclamó a la Virgen Madre de la Iglesia. Otra cosa es la revolución posconciliar.