Escudo de la Inquisición española. A ambos lados de la cruz, la espada simboliza el trato a los herejes, la rama de olivo la reconciliación con los arrepentidos. Rodea el escudo la leyenda «EXURGE DOMINE ET JUDICA CAUSAM TUAM. PSALM. 73«, frase en latín que traducida al castellano significa: Álzate, oh Dios, a defender tu causa, salmo 73 (74).

JEAN DUMONT, Historiador francés

ISABEL LA CATÓLICA, LA GRAN CRISTIANA OLVIDADA

LA INQUISICIÓN ESPAÑOLA: SOMBRAS, PERO TAMBIÉN LUCES (V)

Ciega pasión europeísta

Y recientemente, la demasiado ciega pasión europeísta que mueve a una cierta España de la democracia ha alienado en Madrid el tratamiento histórico de la Inquisición española sobre los prejuicios reinantes en el resto de Europa. Así, la reciente Historia de la Inquisición (1984), publicada por la Biblioteca de Autores Cristianos, trata la Inquisición española como lo hacen los sociólogos positivistas del norte de los Pirineos. Se afirma con insistencia que esta Inquisición fue simple “instrumento de control social” (pág. 220), “nacido del contexto sociopolítico” (pág. 260).

Esto mismo que hubiera rechazado con indignación nuestro amigo el gran hispanista Marcel Bataillon, a pesar de ser agnóstico y masón y hombre de extrema izquierda. El 28 de abril de 1975, poco antes de morir, nos escribía en una carta personal que la pasión popular del combate por Cristo en la España de la Inquisición tenía como referencia esencial la salvación cristiana, los fines últimos: “Las generaciones del siglo XVI, decía, lo han bebido sin saciarse. En el fondo, era la apertura escatológica la que debía constituir el elemento impulsor”. La apertura escatológica, incluso demasiado bíblica y errónea. La verticalidad. Ningún llano y estúpido “contexto sociopolítico”.