En el distante siglo XII, Portugal ya era nación soberana, sin embargo, escaramuzas y combates terrestres eran frecuentes. Además, los navíos moros aún eran señores de la costa, y esto constituía un gran peligro para todos.
El rey Don Alfonso Enríquez, preocupado en alejar esa amenaza que pesaba sobre sus súbditos, llamó a un vasallo de confianza, el alcalde mayor de Porto de Mos, y lo hizo comandante de las pocas naves de guerra que entonces tenía Portugal.
Para muchos, pareció una temeridad que la flotilla cristiana enfrentase a los experimentados marineros y corsarios árabes. Sin embargo, la Providencia cuidó a los lusos, y la escuadra mora sufrió clamorosa derrota a lo largo del Cabo Espichel.
Era la primera victoria de la marina portuguesa y su comandante Don Fuas Roupinho pasó a la historia. Sin embargo, su nombre sería recordado por las generaciones posteriores, no tanto por el combate marítimo, sino por haber sido objeto de un favor celeste, un verdadero milagro operado en nombre de María Santísima.
Todo comenzó el 22 de mayo de 1180, cuando en Portugal, Don Fuas Roupinho salió con algunos compañeros a una partida de caza. El venado que perseguía se tiró a un acantilado y su caballo iba a hacer lo mismo cuando imploró a María y ésta apareció y lo salvó. Don Fuas construyó una Capilla que dio origen a la advocación Nuestra Señora de Nazaré.