Recapitulada por el P. Cano
– LAS UNIVERSIDADES MEDIEVALES
El florecimiento general de la vida cristiana de los siglos XII y XIII se manifiesta magníficamente en los grandes centros de cultura, los grandes sistemas doctrinales y los grandes doctores de la Escolástica.
Hasta el siglo XIII apenas existían otros centros de instrucción científica que las escuelas monacales (para monjes) y las catedralicias (para nobles). La escuela catedralicia tenía el título de Scholastesia maior. El director se llamaba magister scholarum o scholasticus. El scholasticus de la catedral ejercía el derecho de inspección sobre las escuelas parroquiales.
El ansia de instrucción se propagó entre el pueblo y entre la gente mejor dispuesta para las materias de la especulación. Para saciar esa ansia se fundaron centros superiores de carácter universal, donde se enseñaba Teología, Derecho, Medicina, Filosofía, etc. Al principio se les llamó Studium generale, porque estaban abiertos a todos, y más tarde Universidades.
El »Estudio general» más antiguo de Europa es el de Salermo, del siglo XI, que enseñaba sólo Medicina, por lo que no se le suele contar entre las Universidades.
Las Universidades van surgiendo por toda la Cristiandad en los siglos XII y XIII: París, Bolonia y Oxford, a finales del siglo XII; Módena, Montepeller, Cambridge, hacia 1200; Vicenza en 1204; Palencia hacia 1212; Padua en 1222; Salamanca en 1220; Curia Romana en 1244.
Las Universidades nacen de las escuelas catedralicias, monacales o parroquiales; otras fueron creaciones independientes. Todas ellas nacieron y se desarrollaron estrechamente unidas a la Iglesia.
– LA ESCOLÁSTICA
En íntima relación con el desarrollo de las Universidades medievales está el florecimiento de la Escolástica. Ya hemos visto que el director de estudios de las escuelas catedralicias era el scholasticus. Al iniciarse los »Estudios generales» se le aplicó la palabra a la profesión misma de los estudios científicos y a las ciencias por antonomasia de aquel tiempo: la Teología y la Filosofía. Por esto se le llamó Escolástica a esta clase de estudios.
Antes de la Escolástica, los teólogos presentaban pruebas de la Sagrada Escritura y de la Tradición para fundamentar los dogmas de la Iglesia. Los escolásticos dan un paso adelante y procuran explicar, en lo posible, las verdades reveladas por medio de la Filosofía y la Teología, que se unen estrechamente.
Los escolásticos acomodan las cuestiones filosóficas y teológicas cristianas a alguno de los grandes sistemas filosóficos, sobre todo al platonismo y al aristotelismo, de donde se seguirán las diversas tendencias de las escuelas católicas. Los escolásticos usaban un lenguaje conciso y apremiante, menos expuesto a divagaciones y a discursos vacíos de sentido.
Los mejores escolásticos usaron la forma silogística, que fue la Escolástica por antonomasia.
– PRECURSORES DE LA ESCOLÁSTICA
En el desarrollo medieval de la Escolástica pueden distinguirse dos períodos. El primero comprende los siglos XI y XII, que son los precursores de la Escolástica. El segundo período llena todo el siglo XIII, que corresponde al apogeo de la Escolástica.
Generalmente se considera como el primer escolástico a San Anselmo (+1109). Partiendo del principio de que la razón debe estar de acuerdo con la fe, inició el método típico de la Escolástica. Buscó y halló en la Filosofía una ayuda para explicar las verdades reveladas.
Pedro Abelardo (+1142) manifestó un talento escolástico extraordinario, acompañado de un éxito sorprendente en la escuela de Santa Genoveva, donde impartió sus clases desde 1113.
La sistematización de la Escolástica tomó desde mediados del siglo XII la forma de »libri sentenciarum» o sumas, que fueron de gran importancia para el desarrollo posterior de la Filosofía y la Teología. Tomaron la iniciativa de este sistema Abelardo y Hugo de San Víctor. Pero el que perfeccionó el sistema fue Pedro Lombardo, profesor de la escuela catedralicia y obispo de París. Murió en 1160.