¡Oh Corazones de Jesús y de María, tan conformes y unidos, que formáis un solo corazón, modelo verdadero del corazón que debe unir en un solo sentimiento a la familia cristiana!
Vednos delante de vosotros para consagraros solemnemente nuestro hogar y nuestros corazones, que quieren ser, como los primeros cristianos, un solo corazón y una sola alma. Vos habéis manifestado el deseo de reinar en nuestras familias y habéis mostrado en la casa de Nazaret cuál debe ser el reino ideal de la paz y de felicidad doméstica. Queremos, pues, a imitación vuestra y con vuestro auxilio, hacer de nuestra casa el reino de la paz, de la caridad y de la piedad, donde triunfe la fe; donde revivan las santas costumbres de nuestros padres; donde se escuche la plegaria en común, especialmente el santo Rosario; donde se viva la vida sobrenatural de los santos sacramentos. Dignaos bendecir nuestros deseos y propósitos, nuestras alegrías y dolores, nuestros intereses temporales y espirituales, que desde este momento os consagramos enteramente y ponemos confiadamente bajo vuestro amor y protección.
Bendecid a los presentes y a los ausentes, a los vivos y a los difuntos; mantened entre nosotros inalterable la paz familiar, y en el momento de la prueba dadnos la resignación cristiana con la voluntad de Dios y gracia para llevarla con verdadero espíritu de expiación.
¡Oh santísimos Corazones de Jesús y de María!, sabemos que tenéis sobre nosotros designios de misericordia y que os conmovéis con nuestras súplicas. Escribid, por lo tanto, el nombre de esta familia en vuestros Corazones, como prenda de especial protección en todas las dificultades de nuestra vida, y en particular en el momento de nuestra muerte. Invocamos a san José, modelo de los padres de familia, para que os presente nuestra consagración y nos obtenga de vuestra bondad la gracia de poder reunirnos un día todos juntos, sin excluir a ninguno, para formar una familia de santos en el Cielo. Amén.
Corazón Sacratísimo de Jesús, ten piedad de nosotros.
Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Credo, Salve, Padrenuestro, Avemaría y Gloria.