La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

El Párroco

* España ha derramado la sangre de sus hijos por la evangelización de los pueblos y defensa de la Iglesia.

* La Iglesia y la comunidad política deben colaborar para que las personas realicen su vocación personal y social.

* Benjamín convertido al cristianismo aseguró que: “yo no creo en el islam porque es falso. Eso no es de Dios. Por eso me han denunciado muchas veces en Irán y me han perseguido”. “Y por eso me tuve que ir como refugiado a otro país, porque ya no podía seguir viviendo en Irán. Tuve que pagar mucho dinero en multas y hacían de mí vida allí un infierno”.

* “Principios liberales son: la Absoluta soberanía del individuo con entera independiente de Dios y de su autoridad; soberanía nacional, es decir, el derecho del pueblo para legislar y gobernar con absoluta independencia de todo criterio que no sea su propia voluntad” (Sardá i Salvany).

* La doctrina de la realeza de Cristo está muy presente en los documentos del Concilio Vaticano II: “La Iglesia ha nacido con este fin: propagar el Reino de Cristo en toda la tierra para gloria de Dios Padre, y hacer así a todos los hombres partícipes de la redención salvadora y por medio de ellos ordenar realmente todo el universo a Cristo” (Apostolicam actuositantem, 2).

* “Es obligación de toda la Iglesia trabajar para que los hombres se capaciten a fin de establecer rectamente el orden temporal y ordenarlo hacia Dios por Jesucristo. Toca a los Pastores el manifestar claramente los principios sobre el fin de la creación y el uso del mundo y prestar los auxilios morales y espirituales para instaurar en Cristo el orden de las realidades temporales”.

* “Es preciso, sin embargo, que los seglares acepten como obligación propia el instaurar el orden temporal y el actuar directamente y de forma concreta en dicho orden, dirigidos por la luz del Evangelio y la mente de la Iglesia” (Apostolicam actuositantem, 7).