
Él les contestó: «Esta generación perversa y adúltera exige un signo; pero no se le dará más signo que el del profeta Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo; pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra. Cuando juzguen a esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que la condenen, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».
Don Manuel
* Desde su infancia hasta su muerte, Franco fue un extraordinario católico. Nadie, como él, ha defendido los derechos de Dios y de la Iglesia. Todos los enemigos de Cristo y de España no podrán cambiar la historia. ¡Franco Santo!
* “¡Bendice mi alma al Señor! Dios mío qué grande eres” (Salmo 103).
* El 17 de junio de 2015 el Papa Benedicto XVI le dijo a Jorge Fernández Díaz, Ministro del Interior de España: “El diablo quiere destruir España”. “El diablo ataca más a los mejores”.
* “Tú si eres grande, España romancesca y luminosa; tú eres la fe que el corazón expande; tú la Esperanza que en la Fe reposa; y tú, la caridad que por doquiera va prodigando su alma generosa. Grande fue tu ideal, grande tu sueño: tan grande fuiste en la cristiana esa, que el mundo antiguo resultó pequeño y para tí se completó la esfera” (José Santos Chacano).
* Jesús prometió que enviaría el Espíritu Santo: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos, y yo rogaré al Padre, y os dará otro Abogado que estará con vosotros para siempre” (Jn 14, 15-16); el Espíritu Santo, “os lo enseñará todo y os traerá a la memoria todo lo que yo os he dicho” (Jn 14, 26); “el Espíritu de la verdad os guiará en el camino de la verdad integral”.
* Poco antes de subir al Cielo, Jesucristo ordenó a los Apóstoles que no se ausentasen de Jerusalén, sino que esperaran la promesa que les había hecho: “Porque Juan bautizó con agua, pero vosotros, pasados no muchos días, seréis bautizados en el Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta el extremo de la tierra” (Hch 1, 8).
* Según la Sagrada Escritura, el Espíritu Santo no es solamente el Espíritu del Padre: “El Espíritu de vuestro Padre será el que hable en vosotros” (Mt 10, 20), sino también el Espíritu del Hijo: “Dios envió el Espíritu de su Hijo a vuestros corazones” (Gal 4, 6).